«Los riesgos han aumentado aún más, con la volatilidad en mercados financieros y los bajos precios de las materias primas creando nuevas preocupaciones acerca de la salud de la economía global», indicó David Lipton, el número de dos del FMI, en una conferencia en Washington.
En concreto, citó el descenso en los mercados bursátiles mundiales, que ha promediado en lo que va de 2016 un 6 %; y la significativa salida de capitales de las economías emergentes, que han pasado de registrar entradas netas de 125.000 millones de dólares en 2014 a retiradas netas de 200.000 millones de dólares en 2015.
Lipton aseguró que «el mundo podría caer en deflación (bajada generalizada de los precios), cuya dinámica cruel y que se refuerza a sí misma, a través de mayores tipos de interés reales, caída del PIB nominal y empeoramiento de los ratios de deuda pública, es notablemente difícil de combatir una vez que se arraiga».
Ante este escenario, subrayó que «una prematura retirada del apoyo monetario podría precipitar el mismo resultado que queremos evitar» y urgió a combinar este respaldo con un papel más relevante del lado fiscal.
Actualmente, el Banco de Japón y el Banco Central Europeo (BCE) se encuentran inmersos en agresivos programas de estímulo monetario, mientras que la Reserva Federal (Fed), ha iniciado el ajuste de manera muy gradual.
Con todas las «incertidumbres» que se ciernen sobre la economía global, Lipton reconoció que los últimos cálculos del FMI para el crecimiento global «podrían ya no ser aplicables», lo que apunta a una nueva reducción de las previsiones del Fondo, que en enero situó el crecimiento estimado en el 3,4 % para este año, dos décimas menos que en octubre de 2015.
El FMI celebrará entre el 15 y el 17 de abril su asamblea de primavera, en la que divulgará sus nuevas proyecciones y reunirá a los líderes económicos de sus 188 países miembros para discutir los desafíos globales.