Dos días después de un fallido golpe militar, el contraataque del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, a quienes están detrás de la asonada se está acelerando.

CNN

Tras el alzamiento del viernes – que dejó casi 200 muertos en una noche caótica de violencia – miles de soldados han sido detenidos y cientos de miembros del poder judicial fueron destituidos.

El primer ministro Binali Yildirim ha prometido que «van a pagar un precio muy alto».

Alrededor de 6.000 personas han sido detenidas hasta el momento, dijo el ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, a la agencia estatal Anadolu y agregó que se espera que ese número aumente.

Entre los detenidos está el General Bekir Ercan Van, quien era el Comandante de la base aérea de Incirlik, de acuerdo con la oficina de la presidencia.

Esa base es utilizada por Estados Unidos para lanzar ataques aéreos contra ISIS en Siria e Iraq.

Erdogan habló el domingo en el funeral de algunas de las víctimas por la intentona golpista. El gobernante no descartó restablecer la pena de muerte para castigar a los autores de la insurrección.

La multitud coreaba exigiendo la pena capital para los golpistas.

«No podemos ignorar la petición de la gente en una democracia, está en su derecho», dijo el presidente.

«Este derecho tiene que ser evaluado por las autoridades competentes de acuerdo con la Constitución y la decisión se puede tomar», agregó Erdogan en un discurso transmitido en vivo por televisión.