La alcaldesa Jennifer Roberts anunció el toque de queda el jueves para frenar la violencia que sacudió a la ciudad las dos noches anteriores, durante las protestas por la muerte de Keith Lamont Scott, quien recibió el disparo de un policía.
La estampa de la noche del jueves contrastaba con las imágenes de los disturbios, los vidrios rotos y los enfrentamientos entre los manifestantes y los agentes de las dos noches precedentes.
Algunos manifestantes se abrazaron a miembros de la Guardia Nacional, se estrechaban las manos o se tomaron fotos con ellos. Uno incluso le colocó una flor en la solapa a un agente.
«Volví a apoyar a mi ciudad. Mi ciudad me necesita», dijo Antonique Alexander, de 21 años, estudiante de último año en la UNC Greensboro. «Espero conseguir algún tipo de respuesta», agregó, refiriéndose a lo ocurrido con Scott.
Poco después de la medianoche del viernes, algunos manifestantes se dispersaron por su cuenta. La policía dijo que no tenía planes de hacer cumplir el toque de queda si las protestas seguían siendo pacíficas.
«Simplemente no ha sido necesario», dijo el capitán Mike Campagna, del Departamento de Policía de Charlotte-Mecklenburg.