A través de investigaciones conducidas en los últimos meses, la Unidad de Delitos Aduaneros y Tributarios (UDAT) Agencia El Oro verificó la existencia de ese procedimiento. Por ejemplo, en agosto pasado, en una de las fábricas de zapatos ubicada en la ciudadela El Bosque en Huaquillas, la UDAT incautó 3.700 pares de zapatos de procedencia peruana y miles de etiquetas ecuatorianas.
Kléver Calderón, jefe de UDAT – El Oro, mencionó que realizan controles rutinarios en al menos ocho fábricas de calzado que existen en Huaquillas. “Hace pocos días hicimos un allanamiento en uno de estos talleres, donde descubrimos cientos de pares de calzado peruanos. Allí detectamos moldes y miles de etiquetas ecuatorianas, incluso algunos botines ya estaban con el sello ecuatoriano”, señaló.
Según el funcionario, el ingreso del producto del vecino país sin etiquetado “se vuelve difícil de detectar” porque, una vez que se le coloca el sello nacional, el calzado extranjero se convierte en legal y sale así de las propias fábricas, muchas de las cuales cuentan habitualmente con todos los permisos en regla.
Hace pocos días, Xavier Cárdenas, director general de la Aduana, mencionó que la entidad enfrenta una modalidad en la que los comerciantes presentan facturas y documentación que justifican la procedencia del producto que venden al consumidor final.
“Sin embargo hemos detectado, como Aduana, tras una investigación exhaustiva con peritos del gremio de calzado, que dicha documentación pertenece a talleres que comercializan calzado extranjero con falso etiquetado de “Hecho en Ecuador”, expresó Cárdenas.
Comentó que dichos talleres pertenecen a supuestos artesanos en la frontera sur, donde los interventores aduaneros realizaron un análisis de insumos, materia prima y personal necesario para determinar que la cantidad y diseño que venden no coinciden con su realidad, es decir, “esa producción de calzado no es de origen nacional”.
Tras la investigación efectuada en los talleres se encontró que no registran compras a proveedores locales y extranjeros, cuyas actividades económicas estén relacionadas con la venta de productos y materiales de zapatería.
Además, no poseen maquinarias para la confección del tipo de calzado que comercializan; no existen registros de personal afiliado al Seguro Social y el costo de producción real del calzado es superior en un rango del 30% al 50% al precio con el que se comercializa para la venta.