Según datos de la Superintendencia de Bancos, en promedio, en los últimos ocho años los bancos han obtenido 395 millones de dólares anuales por cobro de servicios a los usuarios, frente a los 281,5 millones de dólares de utilidad nominal alcanzada en promedio en el mismo periodo.
Con la resolución de la Junta de Regulación Monetaria y Financiera que en noviembre pasado aprobó la reducción de costos en los tarifarios de 17 servicios que el sistema nacional ofrece a sus clientes, quienes dejarán de pagar a la banca unos 55,7 millones de dólares.
El Superintendente de Bancos, Cristian Cruz, explicó en entrevista con Andes que las tarifas no bajaron sino que volvieron a los costos fijados hasta antes de octubre de 2015 cuando se dispuso un incremento como medida para apoyar al sistema financiero que sufrió los efectos de los shocks externos que afectaron la economía ecuatoriana y reportó la caída de depósitos en unos 3.000 millones de dólares.
“Ahora los bancos ya superaron la disminución de liquidez que tuvieron el año anterior”, dijo el funcionario al señalar que, hasta el mes pasado, los depósitos se recuperaron en 2.914 millones de dólares.
Desde mediados de 2014, Ecuador sintió un remezón en su economía producto del hundimiento de los precios del petróleo. La crisis global, llevó a la apreciación del dólar, que impactó aún más la economía dolarizada del país andino y afectó la balanza de pagos por la devaluación de las monedas de los países vecinos. A esto se sumó un terremoto de 7,8 grados que causó pérdidas por más de 3.300 millones de dólares y el pago de 1.000 millones de dólares a las compañías petroleras Occidental y Chevron por demandas internacionales.
La Asociación de Bancos Privados del Ecuador ha cuestionado la reducción de costos de servicios financieros calificando la decisión como antitécnica, algo que rechazó el superintendente. “Cuando subimos al año anterior nunca la Asociación de Bancos dijo nada. Entonces, no es antitécnico cuando se sube, pero si es antitécnico cuando se baja, no se han movido para nada de las 21 que subieron, 17 tarifas hemos sugerido que vuelvan a su nivel anterior, no hemos cambiado”.
El reclamo, dijo, se entiende porque están en juego 55 millones de dólares anuales que la ciudadanía deja de pagar. Por ejemplo, por emisión de estados de cuenta la banca dejará de recibir 34,6 millones de dólares, por emisión de cheques, 13,8 millones; por referencias bancarias, 2,5 millones de dólares y por renovación de plástico de tarjeta de crédito con chip, 59.000 dólares.
“Esos recursos pasan al bolsillo de los ecuatorianos en lugar de estar en el bolsillo de los banqueros”, sostuvo el ministro de la Política Económica, Patricio Rivera en declaraciones pasadas.
Asimismo, los ingresos por el cobro de servicios financiero representan hasta más del 200% de la utilidad. En 2016, por ejemplo, llegó al 247% (ver cuadro).
La reducción de las tarifas es bien vista por los ciudadanos. “Somos millones de clientes que depositamos y me parece injusto, no deberían cobrar, son nuestros depósitos y generamos intereses y trabajo para los bancos y ellos no hacen nada gratis por sus clientes”, dijo José Hidalgo, cliente de una institución bancaria.
Igual opinión tiene la ciudadana Grace Ayala quien dijo que los cajeros automáticos, por ejemplo, deben imprimir los saldos directamente. “Ahora te cobran un valor por sacar el dinero y otro por imprimir el saldo. Es demasiado, cada vez que vas al cajero automático son hasta 70 centavos, incluso en una ocasión terminé pagando 2 dólares, multiplique eso por millones de clientes”, anotó.