La falta de lluvias ha secado los pastizales en varios cantones de Manabí y esto perjudica directamente a la alimentación del ganado.
“Cerca de 200 reses han muerto y otras 2.000 están en peligro”, señaló Párraga al tiempo de pedir al Gobierno que declare en emergencia al sector para conseguir medidas paliativas al problema.
Víctor Cedeño, ganadero de Jipijapa, comentó que no puede suministrar el agua que 40 vacas necesitan y que requieren beber alrededor de 60 litros al día.
Manifiesta que esta situación hace que la ganadería no sea una actividad rentable, pues los productores de leche y carne deben comprar forraje para alimentar a las reses.