Mientras su voz por momentos revelaba la emoción, Obama hizo el recuento de una presidencia que vivió contratiempos así como éxitos. Admitiendo con franqueza que el discurso político se ha puesto amargo bajo su vigilancia, Obama le exigió a los estadounidenses renovar esfuerzos en torno a la reconciliación.
“La democracia no requiere uniformidad”, sostuvo Obama. “Nuestros fundadores pelearon y se comprometieron y esperan que nosotros hagamos lo mismo. Pero ellos sabían que la democracia necesita un sentido básico de solidaridad: la idea de que a pesar de nuestras diferencias externas, todos estamos juntos en esto, que subimos o caemos como uno solo”, señaló.
En una concesión admitió que, por ahora, su marca de políticas progresivas está detenida en Washington. “Por cada dos pasos hacia adelante, a menudo se siente que damos un paso atrás”, reveló.
«La democracia puede romperse cuando nos entregamos al miedo», aseguró. «Por eso nosotros, como ciudadanos, debemos permanecer atentos sobre las agresiones externas, debemos protegernos contra el debilitamiento de los valores que nos definen», añadió.
Además, Obama llamó la atención sobre el peligro concentrarse en uno mismo, diciéndole a los demócratas que solo involucrándose en un discurso político real podrían aspirar a renovar la visión esperanzadora que él llevó hasta la Casa Blanca hace ocho años.
“Después de ocho años como su presidente, sigo creyendo eso”, continuó. “Y no es sólo mi creencia, es el corazón latente de nuestra idea de Estados Unidos: nuestro valiente experimento de autogobierno”, agregó.
“Aquí fue donde aprendí que el cambio solo ocurre cuando las personas del común se involucran, se enganchan y se unen para exigirlo”, aseguró Obama desde una sala repleta de seguidores en su ciudad natal adoptada.
Mientras pronunciaba su discurso ante una alborotada multitud de seguidores, Obama fue interrumpido varias veces por gritos que decían “Te amo, Obama”. Cuando un manifestante sostenía una señal de «perdonános todos nosotros», los cantos de «cuatro años más» ahogaron los gritos.
Obama buscó reunir a sus seguidores enumerando las metas alcanzadas en los últimos ocho años: desde la atención en salud hasta el matrimonio igualitario. Además, insistió en que su trabajo no ha acabado.
«El largo alcance de Estados Unidos ha sido definido por el impulso hacia adelante, una constante ampliación de nuestra creencia fundacional para abrazar a todos y no sólo a algunos”, manifestó Obama.
El presidente también reconoció a su sucesor, Donald Trump, asegurando que estaba comprometido con la etapa de transición. Pero advirtió que en el futuro los demócratas no deberían caer en la misma línea de su comandante en jefe.
Obama, quien ha abordado el tema racial con diferentes grados de fuerza durante su gobierno, usó su discurso de despedida para insistirles a los estadounidenses en la necesidad de trabajar fuertemente para entender entre sí las luchas que cada uno libra. Tras ocho años de mandato, en los que las relaciones de raza entraron en una nueva era de tensión, el presidente exigió que las diferencias fueran identificadas y reconciliadas.
«Los niños de inmigrantes representarán una mayor proporción de la fuerza de trabajo de Estados Unidos» en los años que vienen, proclamó Obama y pidió mejores normas que ayuden a los hijos de quienes han llegado al país a ser exitosos.
También advirtió que «las leyes por sí solas no serán suficientes» a la hora de resolver las diferencias persistentes entre los estadounidenses.
«Los corazones deben cambiar», insistió.