La crisis bilateral entre México y Estados Unidos por las políticas migratorias de este último se ha convertido, además, en un tema personal de sus presidentes Enrique Peña Nieto y Donald Trump, que el primer caso ya le está costando “bajos niveles” de popularidad.
La iglesia católica mexicana, el pasado domingo, acusó al gobierno de mostrar una actitud de temor y de «sumisión» ante las medidas migratorias anunciadas por el presidente estadounidense, a las que calificó de «terrorismo».
«Las autoridades mexicanas no aciertan a actuar, no hacen más que declaraciones y promesas; son tibias sus reacciones, muestran también miedo, y peor aún, sumisión», señala el editorial del semanario Desde la Fe, órgano de la iglesia católica. El editorial, titulado «Terrorismo migratorio», critica las medidas migratorias de Trump, que se propone expulsar a millones de indocumentados.
Asimismo, los senadores de los partidos de oposición criticaron la actuación del gobierno ante las amenazas que ha lanzado el presidente Trump y afirmaron que no hay firmeza por parte de Peña Nieto ante los anuncios de laconstrucción de un muro y las deportaciones de miles de mexicanos.
En medio de estas críticas, el presidente mexicano anunció esta semana nuevos nombramientos de cónsules en el vecino país del norte.
Desde mediados de febrero, el Senado pidió al presidente Peña Nieto proponer a estos funcionarios, pues algunos consulados carecían de titulares, como las oficinas de Denver y Sacramento, consideradas como ‘ciudades santuario’.
El mandatario mexicano también informó que habrá cambios en el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), quedando como titular Juan Carlos Mendoza Sánchez .
Los cambios atienden a la estrategia del gobierno mexicano para fortalecer su relación con la nueva administración encabezada por el presidente Donald Trump.
El pasado 23 de febrero, el canciller mexicano Luis Videgaray refirió en una conferencia conjunta con el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, y el de Seguridad Nacional, John Kelly, que su visita en la Ciudad de México ocurrió en un momento complejo para la relación de ambos países ya que existe «preocupación e irritación» ante lo que se percibe como políticas que pudieran ser perjudiciales para el interés nacional y de los mexicanos.
«Hemos expresado nuestra preocupación por el respeto a los derechos de los mexicanos en Estados Unidos. Hablamos de la imposibilidad jurídica de que un gobierno tome decisiones que afecten a otro de forma unilateral. Y la necesidad de que este tipo de decisiones que nos afectan a ambos sean resultado del diálogo y del acuerdo», señaló.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos reiteró nuevamente que la construcción del muro en la frontera con México comenzará “pronto”, y será “un arma muy eficaz contra el crimen y las drogas”.
“Debemos restaurar la integridad y el imperio de la ley en nuestras fronteras. Por eso, pronto comenzaremos la construcción de un gran muro a lo largo de nuestra frontera sur. Se iniciará antes de lo programado y, una vez terminado, será un arma muy eficaz contra el crimen y las drogas”, dijo Donald Trump.
La construcción del muro fronterizo, sobre todo el pago de la mismo, ha causado una crisis diplomática con México, quien canceló tras el anuncio del mandatario la visita que tenía prevista su presidente, Enrique Peña Nieto, a finales del mes pasado.
Mientras México, tras la visita de Kelly y Tillerson, advirtió que no recibirá migrantes de otros países que sean deportados de Estados Unidos y que responderá con aranceles a importaciones estadounidenses si Trump impone impuestos a productos mexicanos para pagar el muro.