Hussein K., que se encuentra en prisión, sostiene que tiene 17 años y será juzgado en un tribunal de menores, a pesar de que las autoridades alemanas, a partir de informes médicos, creen que ya era mayor de edad cuando cometió el crimen.
Según la acusación de la Fiscalía, el pasado octubre Hussein K. atacó a María, una estudiante de Medicina que regresaba a casa en bicicleta de una fiesta universitaria, la violó, la estranguló y la arrojó inconsciente al río Dreisam, donde murió ahogada.
El caso reabrió el debate sobre la política de asilo, sobre todo tras comprobar el Ministerio del Interior que dos años antes de llegar a Alemania el joven había sido condenado en Grecia por intento de asesinato por haber tirado por un acantilado en la isla de Corfú a una mujer de 20 años, que sufrió heridas graves.
En Grecia se identificó como un iraquí de 17 años y fue condenado a diez años de prisión, pero salió en libertad vigilada tras año y medio con la obligación de presentarse una vez al mes ante las autoridades.
Lo incumplió y las autoridades griegas dictaron una orden de búsqueda nacional, pero no internacional, un proceder «muy lamentable», según denunció en su día el ministro alemán de Interior, Thomas de Maizière.
En noviembre de 2015, Hussein K. entró en Alemania sin pasaporte, se registró como afgano, de 16 años, y vivía con una familia de acogida en el momento de su detención.
Su foto apareció en los principales medios alemanes y fue reconocido por la abogada griega que le había defendido; cuando las autoridades alemanas y las griegas compararon las huellas dactilares que tenían en sus archivos, comprobaron que se trataba de la misma persona.