El ministro de Educación, Naftalí Benet, y la titular de Cultura, Miri Regev, anunciaron ayer los actos conmemorativos, en los que invertirán 10 millones de séqueles (2,5 millones de euros).
Benet se refirió a la celebración como «la liberación de Judea y Samaria (término bíblico de Cisjordania), de los Altos del Golán y del Valle del Jordán» después de la «gloriosa victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días.»
«Independientemente del conflicto sobre estas partes del país, todos los israelíes deben conocer y apreciar estos lugares como la cuna del pueblo judío y su cultura», resaltó Regev.
La decisión ha sido criticada por parte de la oposición mientras que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha respaldado el programa que están preparando los dos ministerios.
En la ceremonia se rememorará lo que entienden como el «restablecimiento del kibutz Kfar Etzion», destruido durante la guerra de 1948, que fue levantado en 1967 en territorio palestino ocupado, pese a las advertencias de la comunidad internacional.
Los diputados de la oposición criticaron la medida y el parlamentario de la Lista Árabe Común, Diov Jenín, dijo que la propuesta muestra la perspectiva de los miembros del Ejecutivo que ven Cisjordania como «una propiedad privada».
Jenín les acusó de difundir mensajes políticos con el dinero de los contribuyentes: «No hay límite a los escándalos», censuró.
Por su parte, Zehava Galon, líder de la coalición pacifista Meretz, aprovechó para denunciar el control que Israel ejerce sobre la vida de millones de palestinos y lamentó que altos cargos obliguen a seguir viviendo «esta realidad sin considerar el alto precio a pagar»