«Piter (San Petersburgo), estamos contigo», fue el lema de la multitudinaria manifestación organizada al término de la jornada laboral en Moscú.
Los moscovitas, habitualmente enfrentados a los habitantes de la antigua capital zarista por una acérrima rivalidad, acudieron en masa al acto con banderas rusas, globos con símbolos de ambas ciudades y ramos de rosas rojas.
El acto, al que asistieron unas 50.000 personas, según la policía, empezó con un minuto de silencio y la petición de los organizadores de que los presentes retiraran las banderas que ondeaban los activistas de diferentes partidos políticos, aduciendo que se no se trataba de un mitin.
«Quiero ser como los peterburgueses. Después de la explosión nadie se fue corriendo a sus casas, se quedaron a ayudar. No sé si yo sería capaz de hacer lo mismo», dijo el popular periodista Serguéi Dorenko.
Seguidamente, los presentadores comenzaron a leer la lista de los 13 fallecidos en el atentado -el decimocuarto es el terrorista suicida-, empezando por Ksenia, una estudiante de 18 años.
«Tengo mucho miedo, aunque los moscovitas estamos mucho más acostumbrados al terrorismo, ya que en San Petersburgo fue la primera vez. Si alguien quiere defender unas ideas, que lo haga, pero sin violencia», comentó a Efe Katia.
Esta moscovita recordó que ella estaba casualmente en uno de los dos trenes del metro de Moscú que fueron objeto en 2010 de sendos atentados por parte de suicidas chechenas («viudas negras») y que costaron la vida a 40 personas.
«Yo tengo familia en Piter y no se atreven a coger el metro. Están horrorizados», agregó Ígor.
Seguidamente, los presentes se desplazaron a los Jardines de Alejandro para hacer una ofrenda floral ante el monumento dedicado a Leningrado (actual San Petersburgo) como ciudad-héroe durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue objeto de un bloqueo nazi durante más de 900 días.
Dicho monumento junto a la llama al Soldado Desconocido se ha convertido desde el lunes en lugar de peregrinación para homenajear a las víctimas de la tragedia, que coincidió con la presencia del presidente ruso, Vladímir Putin, en la ciudad.
Precisamente, Vitali, octogenario y comunista convencido, cree que el terrorismo no dejará de golpear a Rusia mientras no haya cambios radicales en el Kremlin.
«Veinticinco años de liberalismo sólo han traído injusticias y pobreza, que es el mejor caldo de cultivo para los terroristas», comentó a Efe.
La manifestación transcurrió entre estrictas medidas de seguridad, ya que las autoridades declararon la alerta terrorista desde el lunes y redoblaron la presencia policial en el transporte público, plazas y edificios oficiales.
Actos similares en repulsa del terrorismo transcurrieron en otras ciudades de un país, que no vivía un atentado con bomba de esa magnitud desde 2013.
Mientras, los servicios de seguridad rusos continúan las investigaciones para encontrar a los organizadores y cómplices del atentado del lunes, cuya autoría se atribuye a un terrorista suicida de origen kirguís y nacionalizado ruso en 2011.
La policía desactivó hoy un artefacto explosivo en un apartamento de San Petersburgo donde vivían presuntos cómplices del terrorista suicida, Akbarzhon Dzhalílov, de 23 años.
«El artefacto ha sido desactivado y los malhechores detenidos», dijo a la prensa el jefe del distrito donde se encuentra el apartamento.
Además, tres personas fueron detenidas, que se suman a otras ocho arrestadas ayer como sospechosas de reclutar a combatientes y suicidas para el grupo yihadista Estado Islámico y otras organizaciones terroristas.
«Se ha identificado a varios ciudadanos de repúblicas centroasiáticas que tenían contactos con Dhalílov. Durante el registro del apartamento en el que vivían fueron hallados objetos relevantes para la investigación», explicó Svetlana Petrenko, la portavoz del Comité de Instrucción.
Al mismo tiempo, la policía cerró hoy una estación de metro de la ciudad báltica tras requisar a un hombre una vieja granada que llevaba en una bolsa, mientras otras vieron cerradas sus puertas brevemente tras hallar la policía objetos sospechosos.
Según las autoridades sanitarias, tres heridos aún se encuentran en estado muy grave en hospitales de la ciudad, que acogen a medio centenar de víctimas de la explosión.