El Santuario de Fátima, situado a unos 130 kilómetros al norte de Lisboa, realiza hoy la Misa Vespertina de la Cena del Señor, con la que inicia las celebraciones de los cuatro días grandes de la Semana Santa, en los que espera recibir cerca de 6.000 peregrinos.
Una cifra que no se compara con la de visitantes que llegarán a la villa durante los dos días de la visita papal, el 12 y el 13 de mayo, cuando esta localidad de poco más de 11.000 habitantes espera recibir a un millón de personas.
Desde hace meses todos los esfuerzos se centran en hacer que la visita sea un éxito y que Fátima esté preparada para acoger ese aluvión de visitantes, que pondrá a prueba la capacidad de hoteles y establecimientos de la zona, así como de las fuerzas de seguridad.
El papa no será la única autoridad de peso presente en Fátima, donde también se espera a los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos; de Paraguay, Horacio Cartes; de Cabo Verde, Jorge Carlos Fonseca; de Guinea Bissau, José Mario Vaz, y de Santo Tomé, Manuel Pinto da Costa.
Por ello, garantizar la seguridad es una prioridad, lo que ha llevado al Gobierno portugués a anunciar que restablecerá el control de pasaportes y documentos de identidad para entrar al país del 10 al 14 de mayo.
Además, se ha instalado un sistema de videovigilancia en el Santuario y estará disponible un dispositivo especial de protección civil integrado por 668 agentes, a los que se podrán sumar otros 312 «en caso de una situación excepcional».
Mientras se organizan los dispositivos de seguridad, el municipio termina su lavado de cara: ha mejorado los accesos, ha pavimentado la explanada frente a la basílica, ha dado una capa nueva de pintura a las fachadas y prepara las pantallas gigantes que se instalarán para seguir en directo las celebraciones.
Fátima sabe que, en las menos de 24 horas que el papa Francisco estará en la localidad, venderá su imagen a todo el mundo y no sólo a los fieles que se acerquen a ver al Santo Padre en vivo.
«No sólo tendremos aquí alrededor de un millón de visitantes, una comunidad de 1.200 millones de fieles católicos estará con los ojos puestos en Fátima para ver la visita del papa», dijo a Efe el presidente de la Asociación Empresarial Ourém Fátima (Aciso), Domingos Neves.
Neves prevé que la economía de la localidad reciba un gran impulso durante esos días, de los que se beneficiará especialmente el turismo: entre hoteles y establecimientos religiosos, Fátima cuenta con unas 15.000 camas que están agotadas desde hace meses para la noche del 12 al 13 de mayo.
Para el municipio es normal colgar el cartel de «completo» esa noche, pero este año el fenómeno se ha contagiado a toda la Región Centro del país e incluso a Lisboa, donde también se está registrando un volumen de reservas anómalo que ha disparado los precios.
«La visita del Papa en mayo supera sustancialmente la zona circundante de Fátima. Todo lo que está cerca, incluidos Lisboa y Oporto, se beneficiarán», afirmó Neves, que espera también que el impacto del centenario se extienda a todo el año y no se limite sólo a mayo, visión que también comparte el Gobierno luso.
La secretaria de Estado de Turismo, Ana Mendes Godinho, señaló recientemente que estiman que Fátima recibirá dos millones más de visitantes en 2017 gracias a la visita del pontífice, con lo que alcanzará los ocho millones de visitantes.
El centenario de Fátima donde, según la versión oficial de la Iglesia Católica tres niños pastores fueron testigos de la aparición de la Virgen en 1917, también ha generado numerosas obras culturales que han querido señalar la fecha.
Este año se han publicado decenas de libros sobre el Santuario, que tratan desde las raíces religiosas del fenómeno hasta sus ramificaciones económicas y sociales en Portugal.
La gran pantalla tampoco ha escapado y el centenario ya ha inspirado varias películas internacionales y un filme de animación en el que el papa es doblado por el entrenador de fútbol portugués José Mourinho.