El decreto, llamado «Compra estadounidense y contrata a estadounidenses», busca avanzar en las promesas proteccionistas que auparon a Trump en las elecciones presidenciales del pasado noviembre.
«Con esta acción, estamos enviando una señal poderosa al mundo, de que vamos a defender a nuestros trabajadores, proteger nuestros empleos y poner finalmente a Estados Unidos primero», dijo Trump poco antes de firmar la orden ejecutiva, durante un discurso en una fábrica de herramientas en Kenosha (Wisconsin).
La orden ejecutiva tiene un doble componente, y está destinada en primer lugar a revisar el sistema de visados para evitar que pueda beneficiar a trabajadores extranjeros por encima de los estadounidenses, según adelantó la Casa Blanca.
«Ahora mismo, hay un abuso generalizado en nuestro sistema de inmigración que está permitiendo que los estadounidenses sean reemplazados por trabajadores traídos de otros países para hacer el mismo trabajo por, muchas veces, menos salario. Esto se va a acabar», sentenció Trump.
El presidente instruye en el decreto a los Departamentos de Trabajo, Justicia, Seguridad Nacional y Estado a «actuar rápidamente para castigar el fraude y los abusos en el sistema de inmigración con el fin de proteger a los trabajadores de Estados Unidos».
La orden se enfoca particularmente en los visados H-1B, que permiten contratar temporalmente a extranjeros en puestos de alta cualificación y relacionados sobre todo con ciencias, ingeniería y tecnología, muchos de ellos procedentes de India.
Según la Casa Blanca, el 80 % de los beneficiarios de esa visa cobran menos del salario medio en sus respectivos campos de trabajo, y su objetivo es pasar del sistema actual, basado en una lotería, a otro que dé prioridad a «los trabajadores más cualificados», sin usarlo para «reemplazar a estadounidenses», en palabras de Trump.
El segundo componente del decreto es el dirigido a promover el uso de productos estadounidenses en los contratos para proyectos financiados por el Gobierno federal.
Varias leyes estadounidenses obligan a la compra de productos fabricados en el país para ese tipo de proyectos con fondos federales, pero hay ciertos «vacíos legales» y acuerdos incluidos en tratados comerciales bilaterales que permiten esquivar esa normativa, conocida como «Compra estadounidense».
El decreto exige a todas las agencias del Gobierno que hagan «revisiones integrales decididas a castigar cualquier debilidad» en la supervisión o aplicación de esa normativa y a «eliminar los vacíos legales» que la perjudican, según la Casa Blanca.
«Ya no vamos a permitir a los países extranjeros que hagan fraude para expulsar a nuestros productores y trabajadores de los contratos federales» de EEUU, declaró Trump.
«Vamos a investigar todos y cada uno de los acuerdos comerciales que socaven la normativa» de «Compra estadounidense», agregó.
En concreto, el decreto pide revisar los acuerdos a los que ha llegado Estados Unidos al firmar tratados comerciales con otros países, por los que renunciaba a su política de «Compra estadounidense» con el fin de lograr un beneficio recíproco en los mercados extranjeros de contratos públicos.
Según la Casa Blanca, Estados Unidos ha llegado a ese tipo de acuerdos en «casi 20 tratados comerciales» y un pacto con la Organización Mundial de Comercio (OMC), que ahora serán examinados.
«Si resulta que Estados Unidos es un perdedor neto (en el mercado global de contratos públicos), esas excepciones serán renegociadas o revocadas de inmediato», advirtió este lunes un funcionario de la Casa Blanca.