Tras una reunión en Sao Paulo, los líderes de los principales sindicatos brasileños acordaron llevar a cabo nuevas protestas entre el 8 y el 12 de mayo por todo el país para presionar a los parlamentarios en sus propias bases electorales y convencerlos a votar contra las reformas.
También anunciaron que entre el 15 y el 19 de mayo promoverán la llamada «Ocupa Brasilia», una toma de la capital brasileña por parte de los sindicalistas para presionar directamente al Gobierno y a los legisladores en el Congreso.
Los sindicatos aseguraron que la huelga general del pasado viernes, la primera en 21 años en el país, fue todo un éxito y destacaron la participación de millones de trabajadores de sectores clave como el automotriz, petrolero, bancario y educativo. La huelga afectó a 26 estados y Distrito Federal.
En el acto de la Fuerza Sindical, el diputado Paulo Pereira da Silva, presidente de la organización, dijo que «si el Gobierno no lo ha entendido, habrá más movilizaciones», refiriéndose a la oposición a las reformas laborales y seguridad social.
La posibilidad de otra huelga tampoco fue descartada en el acto de la CUT en la Avenida Paulista, que más tarde trasladó la conmemoración de la lucha trabajadora a la Plaza de la República (centro SP).
La CSB (Central de Trabajadores de Brasil), cuya concentración se llevó a cabo en el recinto de Anhembi (donde tiene lugar el tradicional desfile de Carnaval) en Sao Paulo, instó a los presentes a mantener las movilizaciones para presionar al Ejecutivo y Legislativo.
La UGT (Unión General de Trabajadores) respaldó el llamamiento de otros sindicatos a ocupar Brasilia para protestar contra las reformas.
El principal blanco de las protestas es la reforma al régimen de jubilaciones y pensiones, aprobado este miércoles con 23 votos a favor y 14 en contra en una comisión de la Cámara de Diputados, y que establece como edad mínima para jubilarse en Brasil 62 años para las mujeres y 65 para los hombres.