Para ocultar el origen de sus sobornos Odebrecht empleó tres y hasta cuatro niveles de lavado. En Ecuador, la constructora brasileña utilizó a sus propias proveedoras locales y a ‘offshores’ creadas en paraísos fiscales para ocultar los pagos y evitar que se identifique al beneficiario final.
Una vez que el soborno era aprobado por los directivos, el dinero salía del departamento de coimas (Sector de Operaciones Estructuradas) a las cuentas de empresas en Suiza, Andorra o Austria. Este era el primer escalón del blanqueo. De las cuentas de estas firmas se transfería la coima a otras creadas en Panamá o Antigua, que eran manejadas por ‘doleiros’ (traficantes de divisas) y operadores financieros.
En este segundo nivel de lavado, las cuentas eran controladas por Olivio Rodrigues y Fernando Miglaccio, ejecutivo a cargo de 15 ‘offshores’ en el primer nivel y quien fue arrestado en Suiza. Rodrigo Tacla Durán, delator de Ecuador, también manejó otras 12 ‘offshores’ para el lavado.
En el tercer nivel, si los pagos eran a funcionarios brasileños, se enviaba el dinero a las cuentas de los ‘doleiros’ y si eran de otro país, se transfería a sociedades creadas por los funcionarios sobornados o intermediarios. Este complejo sistema de pagos ilícitos se detalla en la denuncia de 205 páginas del Ministerio Público Federal de Brasil.