Pareja habló por primera vez delante de un tribunal penal. Ante los jueces dijo estar pagando «muy caro» por sus errores y que el peor de todos fue haber aceptado la empresa Capaya, que fue constituida por los familiares de Álex Bravo, exgerente de Petroecuador, en Panamá.
«Fue un regalo de Bravo», «una novelería, que ni siquiera usé (el dinero) porque no lo necesitaba. Ahí se quedó todo (el dinero) y ahora lo tienen las autoridades».
El exfuncionario, quien se entregó a la justicia el pasado 11 de agosto, insistió en que ya fue sentenciado a cinco años de cárcel por cohecho por la misma evidencia que se presentó en este segundo juicio: la asistencia penal de Panamá. «Yo estaba libre en Miami, pero mi conciencia estaba presa. Ahora estoy preso, pero mi conciencia está libre».
Según Pareja, se enteró por la prensa que la offshore Capaya (acrónimo de su nombre) había recibido «movimientos demenciales» de dinero.
Después de eso, contó que llamó insistentemente a Bravo para que le diera una explicación, pero «siempre recibía evasivas». «Después de tanta insistencia, me contó también que Kilkenny era de Marco Calvopiña, pero a mí no me consta», dijo. Según la Fiscalía, Kilkenny Business S. A. habría recibido dos transferencias por USD 400 000 de la empresa Girbra, propiedad de Bravo.
Esta, en cambio, recibió más de USD 12 millones de contratistas petroleros. En su relato, que duró más de una hora, dijo que él no sé encargaba de revisar los documentos de los proveedores petroleros ni de determinar los costos de las obras o verificar que se cumplan con las especificaciones contratadas.
Dijo que eso era tarea de la Subgerencia de Proyectos, administradores de contrato y abogados. Y recordó que la rehabilitación de la Refinería de Esmeraldas, en donde la Fiscalía dice que hubo sobreprecios y pagó de coimas, inició en el 2008 cuando el entonces presidente Rafael Correa declaró en emergencia a Petroecuador.
Fuente: El Comercio