A partir de varios indicadores, la firma concluyó que existe un débil desarrollo de este aspecto en la región, lo cual se ha convertido en un obstáculo para el crecimiento de los países. En cuanto a Ecuador, el reporte indica que el país avanzó en los últimos años, sin embargo, aún sigue por debajo de otros países.
De acuerdo con el análisis, el crecimiento en las economías de América Latina tuvo un desempeño importante durante el sólido ciclo de altos precios de las materias primas que duró más de una década, hasta alrededor de 2014. Sin embargo, esta época de fuerte desempeño, no fue aprovechada en su totalidad para potenciar el desarrollo en infraestructura. Además, la caída de los precios internacionales de los commodities, notoria desde mediados del 2014, tuvo fuertes repercusiones en las actividades de la región y expuso sus vulnerabilidades. La consiguiente depreciación de las monedas no fue suficiente para impulsar la competitividad de los bienes de manufactura y por consecuencia llevó al deterioro de las balanzas comerciales.
En este contexto, el reporte anota que los desafíos de la región provienen de una combinación de factores los cuales desfavorecen a los negocios, incluyendo normas laborales, impuestos elevados, bajos niveles generales de educación, burocracia y una infraestructura débil. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que la región debe invertir en infraestructura el 6.2% de su PIB anual, para el periodo que va desde 2012 a 2020, pero actualmente ninguna de las principales economías en la región está invirtiendo más del 3% de su PIB.
Según el reporte, la pobre calidad del transporte e infraestructura portuaria obstaculiza la competitividad en países de la región. Dentro de una escala comparativa en cuanto a la calidad de este aspecto, Ecuador muestra mejores niveles que otros países, aunque todavía bajos.
El informe también indica que otro reto son las Asociaciones Público Privadas (APP) para fomentar la inversión en infraestructura. “Claramente, en el escenario actual, estas inversiones tan necesarias no pueden depositarse únicamente en los recursos públicos. El deslucido crecimiento del PIB y los precios bajos de las materias primas han impactado los ingresos fiscales, reduciendo la capacidad del gobierno para invertir. Esto quiere decir que la atracción de inversión privada es sumamente importante”.
En el caso de Ecuador, el análisis concluye que el país tuvo un gobierno altamente intervencionista durante una década. En 2008 su Constitución le dio al gobierno el control de sectores estratégicos (como agua, transporte y energía). Los precios usualmente altos del petróleo en su momento permitieron que las inversiones públicas del país escalaran de poco menos del 4% de PIB a mediados del 2000, a 15% del PIB, hasta la caída de los precios del petróleo a mediados de 2014. Un nuevo marco de APP gradualmente entra en vigor, a pesar de que hay mucho que debe mejorarse (como una unidad APP con capacidad técnica probada en su ámbito)”.
El Panorama de Coface finaliza con cuatro puntualizaciones respecto a lo que necesita la inversión en infraestructura para tener resultados positivos: Expandir las herramientas financieras para este aspecto a través de instrumentos de financiamiento; prospectar nuevos inversionistas para estimular la competitividad durante las licitaciones; crear condiciones más estimulantes como rendimientos atractivos y un marco regulatorio para incrementar el interés de inversionistas privados; y mejorar la transparencia para evitar casos de sobrefacturación o corrupción en proyectos de construcción de infraestructura.