“Podemos ser los ganadores de este mercado emergente de productos de marihuana medicinal”, dijo, asegurando que el gobierno mantendrá “abierta” la competencia en el sector y entregará licencias a “todas las firmas que cumplan con los requisitos”. A estas “ventajas institucionales” se suman los beneficios naturales que ofrece el terreno del país para cultivar cannabis, dijo.
El presidente de PharmaCielo, Federico Cock-Correa, dijo que su país tiene “condiciones excepcionales” para que germine la planta. “El cannabis necesita 12 horas día, 12 horas noche, lo que permite un excelente desarrollo de la planta bajo las condiciones del trópico, pues no requiere los invernaderos que hacen en el norte”, aseguró el empresario, que incursiona en este negocio tras más de 30 años de experiencia en el cultivo y exportación de flores.
“En el tema no solamente técnico-ambiental, sino en el de costos Colombia es muy competitiva por tener ya una industria establecida, unos trabajadores -agrónomos- con conocimiento. No hay sino que cambiar el tipo de flor y hacer la adaptación técnica hacia el cannabis medicinal”, dijo Cock-Correa.
En Colombia los permisos son otorgados siguiendo un decreto de fines de 2015 y una reciente resolución del ministerio de Salud que regulan el cultivo, transformación, importación y exportación de esta especie herbácea que tiene propiedades psicoactivas y sus derivados con fines curativos.
Ambos instrumentos son anteriores a la aprobación en mayo de una ley que autoriza el cultivo y el uso de marihuana con fin medicinal y científico.
Aprovechando la autonomía de los pueblos indígenas colombianos, el empresario Juan Pablo Guzmán siembra hace años cannabis para producir aceites y cremas, a 200 km de Cali. “Tenemos la empresa y estamos dentro de la ley porque los cabildos indígenas son autónomos, sobre todo cuando se trata de un cultivo con fin medicinal”, explicó Guzmán, quien distribuye sus productos en todo el país y con la nueva ley espera “exportar a futuro”.
PharmaCielo y Sannabis, la empresa familiar de Guzmán, son modelos de negocios muy distintos, pero ambos tienen intenciones de acceder al mercado internacional de marihuana medicinal, que promete múltiples ventajas.
La semana pasada el Ministerio de Salud otorgó otras dos licencias de producción a la empresa colombiana Labfarve-Ecomedics y a la empresa canadiense Cannavida.