Miradas de incredulidad. Era una gran noticia, que nadie había visto venir.

CNN

Boris Johnson, uno de los rostros más reconocibles en la política británica y campeón con la campaña «Leave», no sería, sin embargo, quien condujera al Reino Unido a abandonar la Unión Europea.

En lugar de eso, enfrentando el reto de uno de sus más cercanos compañeros en la batalla del Brexit, el exalcalde de Londres decidió irse a casa.

Fue el día más impactante en la política británica desde, bueno… la semana pasada.

Los siete días desde que se dieron a conocer los resultados del referéndum británico han estado envueltos en intriga, confusión y puñaladas por la espalda, más propios de una temporada deGame of Thrones.

Entonces, ¿dónde estamos ahora, después de una semana verdaderamente monumental?

Política

El resumen: es un caos.

El primer ministro británico, David Cameron, renunció a las pocas horas del resultado final del Brexit, dejando al partido conservador -ya muy dividido entre los partidarios del «Brexit» y del «Bremain»- en desorden.

Cameron, que había hecho campaña para que Reino Unido permaneciera en la UE, dijo que sería su sucesor quien negociaría el proceso del Brexit.

El jueves se conocieron los nombres de los que tienen sus ojos puestos en Downing Street 10, con una gran sorpresa: Boris Johnson no está entre ellos.

Sí lo harán la secretaria del Interior británica, Theresa May, y el secretario de Justicia, Michael Gove, el principal defensor de la campaña por el «Leave» dentro del gabinete de Cameron.

También se postularán el secretario de Trabajo y Pensiones, Stephen Crabb, el exsecretario de Defensa, Liam Fox, y la ministra de Energía, Andrea Leadsom.

En el otro lado del espectro político, el Partido Laborista se cae a pedazos. Desde el referéndum, el líder laborista Jeremy Corbyn ha perdido a la mayoría de su equipo y el apoyo de la mayoría de los parlamentarios.

Las cosas se pusieron tan mal que incluso Cameron le dijo que renunciara.

Pero Corbyn se mantiene desafiante y hasta ahora se niega a ceder ante las demandas de su renuncia.

El único político que emerge relativamente indemne es el líder del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), Nigel Farage, que hacía campaña para un Brexit antes de que incluso tuviera un nombre.

La economía

¿Por dónde empezar? No parece demasiado bueno.

Los valores se desplomaron en los mercados mundiales en los dos días posteriores al Brexit. Desde entonces, el FTSE 100 se ha recuperado, pero las cosas siguen sombrías para el FTSE 250, bajando más de un 6% desde la votación.

La libra se hundió, llegando a registros de hace 31 años.

Las calificaciones de crédito de Gran Bretaña se derrumbaron -Fitch y S&P la rebajaron, y Moody bajó la perspectiva para los bancos británicos a negativo.

Los rumores se arremolinan sobre la posible salida de empresas multinacionales del Reino Unido, llevándose puestos de trabajo y dinero.

Y no se trata solo de preocupaciones para Gran Bretaña. El presidente estadounidense, Barack Obama, ha advertido de que el crecimiento global podría ser afectado si el Brexit sigue adelante.

El panorama desde Europa

Mientras los políticos británicos luchan entre sí, sus homólogos europeos se están poniendo a trabajar – y no están de humor para desórdenes.

Los líderes de los otros 27 países de la UE no están contentos con la decisión de Reino Unido, pero ven el resultado como un hecho, y quieren que los británicos se den prisa e inicien cuanto antes el proceso oficial de separación.

La canciller alemana, Angela Merkel, dijo que estaba «triste» por el resultado de la consulta, pero advirtió al Reino Unido: «Si quiere salir de esta familia, entonces no puede esperar que desaparezcan todas las obligaciones, pero se mantengan los privilegios».

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, advirtió que, al igual que en las familias reales, la ruptura podría ser complicada.

Y hay otra preocupación para los líderes de la UE: el voto del Brexit fue recibido con júbilo por los líderes de la extrema derecha, incluyendo Marine Le Pen en Francia y Geert Wilders en Holanda, y muchos ahora temen que un «contagio».

Moral

La moral en todo el país depende de cómo (o incluso si) se votó: el 48% que respaldó el «Remain» no está satisfecho, mientras que la mayoría de los que apoyaron el «Leave» están encantados.

Lo británicos pro-UE quedaron sorprendidos por el resultado; más de cuatro millones de personas han firmado una petición para que se lleve a cabo otro referéndum, hubo protestas y una gran marcha está prevista en Londres para el sábado.

Y a los que le preocupaba que una victoria para el Brexit fuera una señal de lo poco acogedor que podría llegar a ser Reino Unido se encontraron con que sus temores se habían hecho realidad cuando se informó de una serie de ataques racistas en los días posteriores al referéndum.

Pero la mayor parte del 52% que respaldó el Brexit está bastante satisfecha hasta ahora.

Claro, las cosas van a ser un poco inestables en un primer momento, dicen, pero el único camino es hacia arriba.