La resolución de la CC indica que no se vulneran los derechos constitucionales en la sentencia que le ordena a la Academia Aeronáutica ‘Mayor Pedro Traversari’ (Aampetra) colocar una placa con la leyenda: «En memoria de las víctimas de abuso infantil en el sistema educativo».
Aampetra deberá situar la placa en el aula donde José Negrete, docente de la academia, atentó contra los estudiantes, delito por el cual fue sentenciado a 7 años de prisión y al pago de $ 10 mil a cada víctima.
Tras la resolución emitida por el pleno de la Corte Constitucional, la institución educativa -localizada en Quito- tiene hasta el 30 de junio de 2017 para develar la placa. El acto se llevará a cabo durante el desarrollo del minuto cívico. Allí también se ofrecerán disculpas a las víctimas.
A este acto deberán asistir los padres de las víctimas, los ofendidos que actualmente son adolescentes, así como representantes del Ministerio de Educación y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Estas acciones son parte de la reparación integral que el Tribunal Penal (primera instancia) ordenó en la sentencia condenatoria impuesta a José Negrete, en marzo de 2016, decisión judicial que fue ratificada por la Sala Penal de la Corte Provincial de Pichincha, en mayo del mismo año.
Antecedentes
Al declararse ejecutoriada esta sentencia, ya que Jorge Negrete no interpuso más recursos, Aampetra solicitó una acción extraordinaria de protección y el 3 de abril de 2017 se realizó una audiencia pública de Estrados.
La institución alegaba que la reparación integral que se ordena en la sentencia «lesiona el prestigio y el buen nombre de la institución educativa privada».
En tanto, la Fiscalía señaló que el abuso sexual se cometió por un docente y en las aulas de Aampetra. Además, el interés superior de 41 niños está sobre el buen nombre de una institución.
El hecho ocurrió durante el año lectivo 2010-2011. José Negrete (contador de profesión), en clases de Ciencias Naturales, obligó a 41 estudiantes a mirar películas pornográficas y después imitar aquellas escenas.
Cuando los infantes se negaban, el profesor les lastimaba con la punta del compás o les quemaba la piel con los morteros del laboratorio de Ciencias Naturales.
Ejerció agresión física, sicológica y sexual, a través de intimidación como matar a los padres y más de una vez visitó las casas de las víctimas.
Cuando se revelaron los hechos, el agresor huyó; sin embargo, este fue capturado en 2015, en Solanda.