El organismo, que ha desplazado a la zona afectada cien toneladas de ayuda, distribuye desde el miércoles esos recursos con el interés de que sirvan «a las personas más vulnerables y además no dejen a nadie atrás», dijo a Efe la oficial de comunicación de Acnur en Ecuador, Sonia Aguilar.
Puede ocurrir que, si la distribución de alimentos no se hace de manera ordenada, grupos como personas con discapacidad, adultos mayores o familias con varios hijos «resulten invisibilizadas», comentó.
«La preocupación nuestra es que las personas más vulnerables y, entre ellas, los refugiados, no queden invisibles», dijo al comentar que esa agencia de la ONU pone atención a la identificación de esas personas y en detectar los riesgos en función del género, la edad, el lugar de residencia y otros factores.
En el caso de los refugiados, por ejemplo, preocupan situaciones como la pérdida de documentos de muchas personas a causa del terremoto, pues para ellos representa «un reto añadido» en una situación como la que vive Ecuador, el país que acoge más refugiados procedentes del conflicto colombiano.
Desde el año 2.000 solicitaron refugio unas 220.000 personas en Ecuador, según datos de la Cancillería citados por Aguilar, y de ellas se ha concedido la visa de refugiado a unas 60.000, de las cuales se desconoce cuántas hayan podido resultar afectadas por el seísmo, indicó.
En un contexto poscatástrofe como el del país, es muy importante «el impacto psicosocial para esas personas, que ya vienen de haber vivido situaciones bastante complejas», señaló Aguilar.
Hay que tener presente ese impacto, por ejemplo, «en términos de violencia sexual y de género», pues se producen situaciones «en donde no hay luz, la gente ha perdido su casa» y se puede dar este tipo de casos, explicó.
Por eso la organización humanitaria quiere dar seguimiento a estas situaciones y evaluar cómo contribuir a que las personas refugiadas puedan ser autosuficientes lo antes posible» y también «a que tengan medios de vida dignos y sostenibles», agregó Aguilar.
Acnur está presente en la zona del terremoto, donde lleva a cabo la distribución de la ayuda humanitaria que llegó a Ecuador el miércoles en un avión fletado en su base en Dinamarca.
El cargamento, que se ha repartido en un convoy formado por dieciséis camiones, incluye 18.000 mosquiteras, 15.000 esteras, 2.000 bidones para almacenar agua, lonas y rollos plásticos.
Aunque la situación que atraviesa Ecuador no tiene una relación directa con los refugiados, el Alto Comisionado recuerda que en las provincias de Esmeraldas y Manabí, las más afectadas por el terremoto, hay población refugiada a la que es necesario atender.
Ecuador, de otro lado, «ha sido solidario con los refugiados» por más de una década, por lo que «existía la responsabilidad de responder. No podíamos no estar» añadió la oficial de comunicación de Acnur.