Al menos 4.802 personas han muerto por la guerra en Siria durante el pasado mes de febrero, lo que supone una cifra superior a enero, cuando hubo 4.680 fallecidos, informó hoy el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La ONG precisó que dentro de ese recuento hay al menos 1.109 civiles, de los que 234 eran menores de edad y 156 mujeres.
De esos civiles, al menos 488 perecieron por los bombardeos de la aviación gubernamental siria y la rusa; 96, por disparos de proyectiles de facciones opositoras, el Frente al Nusra (filial siria de Al Qaeda) y el grupo Estado Islámico (EI); y 170, en atentados con coches bomba y suicidas con cinturones de explosivos.
Otros 20 ciudadanos perdieron la vida por torturas durante su cautiverio; 23 por la falta de medicinas y alimentos; 27 asesinados por el EI; y 285 por bombardeos de la coalición internacional, ataques de la artillería del régimen, tiros de la guardia fronteriza, el estallido de artefactos o por motivos desconocidos.
En las filas de los opositores al Gobierno, hubo 724 muertos de facciones rebeldes sirias y las Unidades de Protección del Pueblo -milicias kurdosirias-; seis de desertores del régimen; y 1.479 bajas de extranjeros del Frente al Nusra, el EI y el Ejército de los Emigrantes y los Seguidores.
En el bando del régimen, murieron 743 miembros de las fuerzas regulares, 568 integrantes de milicias progubernamentales sirias, 18 combatientes del grupo chií libanés Hizbulá y 113 guerrilleros chiíes de otras nacionalidades.
A estas víctimas se suman 42 personas muertas de identidad desconocida.
El Observatorio no descartó que la cifra de fallecidos sea superior debido a la dificultad para acceder a algunas áreas y el secretismo que mantiene las partes sobre sus bajas.
El pasado 27 de febrero entró en vigor en Siria un alto el fuego, aprobado por el Ejecutivo de Damasco y la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), la principal alianza opositora, que, pese a las denuncias de violaciones, ha logrado disminuir el nivel de violencia.