El extraño ambiente de los estadios de era extraño en Karlsruhe, Regensburg, Bochum y Aue dio detalles de lo que vivirán las estrellas de la Bundesliga este fin de semana, con la impresión de ver partidos de equipos juveniles.
Sin ceremonia ni música, los equipos entraron por separado en la cancha. No hubo saludos entre los jugadores, ni niños acompañándoles, como tampoco ninguna subida de adrenalina sonora cuando llegó el primer tanto, anotado por el surcoreano del Kiel Jae-Sung Lee, en la visita al Regensburg, tras tres minutos de juego.
En los banquillos, los sustitutos portan mascarillas y están sentados con dos metros de separación entre ellos. Los telespectadores, en cambio, pueden escuchar las órdenes y los gritos de los entrenadores.
Uno de los partidos de la segunda categoría que tenía que disputarse este sábado, entre el Hanóver y el Dresde ya tuvo que ser aplazado después de que todo el plantel del equipo visitante haya sido puesto en cuarentena tras descubrirse dos casos positivos al COVID-19
En Dortmund, donde se disputará este sábado (13H30 GMT) el siempre apasionado Derbi del Ruhr, entre el Borussia y el Schalke, el ambiente de la ciudad no tiene nada que ver con el habitual en un día de partido, constató un periodista de la AFP.
Varias furgonetas de la policía estaban posicionadas, sobre todo en las afueras de la estación de tren, para evitar la concentración de aficionados. La policía hizo un llamado para instar a los hinchas a quedarse en casa.
«Más vale partidos a puerta cerrada para frenar la progresión de la epidemia que una catástrofe sanitaria», admitió Nicole Bartelt, de 44 años y aficionada del Dortmund, reconocible por vestir la camiseta del BVB, que verá el partido de su equipo en casa de unos amigos, respetando las medidas de distanciamiento que exigen las autoridades.
Las 15h30 locales (13h30 GMT) es la hora fijada para que el balón vuelva a rodar en los estadios de la primera alemana, dando arranque a la 26ª jornada, con cinco partidos, aunque el líder Bayern Múnich no jugará, contra el Unión Berlín, hasta el domingo.
– Espejo para otros campeonatos –
Pionera en Europa entre los grandes campeonatos, sobre la Bundesliga recae la responsabilidad de mostrar el camino: el éxito o fracaso de su intento de retomar y terminar la competición puede ser determinante para los planes de otros países.
Si consigue disputar las nueve jornadas que le quedan para el final, Alemania habrá demostrado al mundo que el deporte profesional de primera línea puede sobrevivir a la COVID-19, pero una nueva interrupción antes del final lanzaría un mensaje muy negativo.
Los jugadores y miembros del cuerpo técnico se someten a test regulares y han tenido que estar concentrados y aislados toda esta semana.
Dos entrenadores de clubes de la primera división alemana no podrán vivir en el banquillo este fin de semana de regreso de la Bundesliga por haber violado esa cuarentena.
– «El mundo entero nos mira» –
«El mundo entero nos mira», constató el viernes el entrenador del Bayern de Múnich, Hansi Flick. «Puede ser una señal para todas las demás ligas y puede permitir al deporte regresar en todas partes», apuntó.
Especialmente atentos a lo que ocurra en la Bundesliga estarán España, Inglaterra e Italia, las tres principales ligas que desean poder retomar sus campeonatos, aunque todavía necesitan la autorización de sus gobiernos. Otros, como Francia, Holanda o Bélgica, ya han renunciado a reanudar sus ligas de manera definitiva.
El regreso del fútbol «es una buena señal», destacó este sábado el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin. «No sólo es fútbol. La gente está deprimida por el confinamiento y la incerteza. El fútbol trae una cierta normalidad y energía positiva. Hace más fácil quedarse en casa cuando puedes ver deporte» por televisión, declaró al canal BeIn Sport.
Nota Original: AFP – LINK