No obstante, según el FMI el crecimiento agregado de la región oculta una heterogeneidad sustancial: aunque varios países están sumidos en recesión, en 2016 la mayor parte de las economías de la región seguirán expandiéndose.
«En Brasil, la confianza parece haber tocado fondo, y se proyecta un crecimiento de –3,3% en 2016 y de 0,5% en 2017, suponiendo que se reduzca la incertidumbre política y de política económica y sigan disipándose los efectos de shocks econó micos anteriores», señala la entidad.
Mientras tanto, en Argentina, el FMI indica que se ha iniciado una transición importante y muy necesaria hacia un marco de política económica más consistente y sostenible, que está teniendo un costo mayor de lo previsto en 2016, proyectándose un crecimiento de –1,8% (en comparación con la tasa de –1% pronosticada en abril). «En 2017 se prevé que el crecimiento se afiance en 2,7% gracias a la moderación de la inflación y la adopción de una postura monetaria y fiscal más propicia», detalló.
En Venezuela, se prevé una intensificación de la crisis económica en 2016 y 2017 (con tasas de crecimiento proyectadas en, respectivamente, –10% y –4,5%), puesto que la caída del precio del petróleo desde mediados de 2014 ha exacerbado los desequilibrios macroeconómicos internos y las presiones sobre la balanza de pagos.
Asimismo, Ecuador sigue confrontando un panorama difícil debido al reducido valor de sus exportaciones de crudo y a la dolarización de la economía. Gracias al repunte parcial del precio internacional del petróleo y un entorno de financiamiento externo más favorable, la contracción de la actividad prevista en 2016 y 2017 (–2,3% y –2,7%, respectivamente) es menos grave que lo proyectado en abril.
«En 2016 la mayor parte de los demás exportadores de materias primas de la región registrarán una cierta desaceleración de la actividad. En Colombia, se proyecta que el crecimiento se atenúe a 2,2% en 2016 (frente a 3,1% en 2015), como resultado de la aplicación de una política macroeconómica más restrictiva. Asimismo, la persistente caída del precio del cobre y la incertidumbre en torno a las políticas están empañando las perspectivas en Chile, cuyo crecimiento disminuirá a 1,7% en 2016, frente a 2,3% en 2015», detaca el informe.
El FMI considera que el tipo de cambio es la primera línea de defensa que tienen estas economías para afrontar la incertidumbre global. El paso de las fuertes depreciaciones a la inflación está siendo relativamente limitado. Las medidas de tipo fiscal, sin embargo, dan poco margen. La prioridad pasa por orientar las políticas hacia sectores que permitan reforzar el crecimiento potencial. «Es un bueno momento para invertir en infraestructuras y educación», concluye Obstfeld.