El 24 de mayo de 2014, el presidente Rafael Correa anunciaba reformas legales sobre los impuestos a las herencias y plusvalía, que finalmente no entraron en vigencia. El de hoy será el último informe a la Nación del actual mandatario. El próximo año, en esta misma fecha se posesionará el nuevo Jefe de Estado.

El presidente Rafael Correa se apresta a dar hoy su último informe a la Nación. El próximo año, en esta misma fecha, se posesionará su sucesor, quien en vez de detallar al país qué ha hecho expondrá su plan de Gobierno. La Constitución de Montecristi estableció que cada 24 de mayo el Presidente de la República exponga, en una sesión de la Asamblea, el estado del país. Fue un cambio porque esa actividad se hacía el 10 de agosto. Correa ha usado estos discursos para dar importantes anuncios. En 2014, por ejemplo, luego de la derrota de la Alcaldía de Quito, planteó a la Asamblea una enmienda constitucional para eliminar los límites de la reelección.

Pero, ¿qué ha pasado entre el discurso del año pasado y hoy? La economía ecuatoriana afronta problemas externos debido al derrumbe del precio del petróleo y la apreciación internacional del dólar. En 2015 los obstáculos económicos estaban presentes y el Primer Mandatario habló sobre ello. “Con petróleo o sin él, la economía se ha mantenido sólida, más cuando los ingresos tributarios aumentaron”, dijo en aquella ocasión. El precio del crudo se derrumbó y llegó a cotizar por debajo de los $ 20.

Después Correa diría que ese año el país no reportó ganancias petroleras. Actualmente el hidrocarburo, el que se cotiza en Estados Unidos, roza los $ 50. La economía probablemente sea uno de los ejes del discurso, más todavía cuando se está convirtiendo en la principal preocupación de los ecuatorianos. A eso se suma los efectos del terremoto del 16 de abril. Los esfuerzos para reconstruir las zonas afectadas será otro de los puntales de la presentación. Eso en el plano económico, en el político también hay novedades. El 24 de mayo de 2015 Correa anunciaba tres nuevas leyes: las dos primeras apuntaban a reformar los impuestos a las herencias y a la plusvalía, y la tercera estaba vinculada con el Código Ingenios.

El año pasado Correa dedicó tiempo para explicar la injusticia que supone la plusvalía. Puso como ejemplo que en los 9 municipios más poblados del país al menos $500 millones fueron a manos privadas debido a la ganancia de la tierra. Para el gobernante esos recursos deben ser captados por el Estado porque son generados por recursos sociales y su proyecto buscaba la devolución, no la imposición. Citó el caso de la construcción de la sede de Unasur, en Quito. El Estado tuvo que pagar 5 veces el valor de la tierra en las expropiaciones solo por el mero anuncio de la edificación. Sobre las herencias dijo que la acumulación del patrimonio es una de las causas de la desigualdad estructural de Ecuador y de América Latina. “Ojalá entendamos que la mejor herencia que podemos dejar son las capacidades humanas, como salud, educación y nutrición, y en cuanto a lo colectivo, una sociedad segura, equitativa y cohesionada”.

En su alocución, el Mandatario proponía gravar a las herencias desde $ 50.000, una cantidad que cambiaría luego de recibir aportes de los ciudadanos. A los pocos días, el gobernante envió los dos proyectos de ley a la Asamblea. El de las herencias fue con carácter económico urgente.

Por primera vez en los 10 años de Revolución Ciudadana, la oposición se unió y lideró marchas en Quito y Guayaquil, mientras Correa estaba en Bruselas, en una cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y la Unión Europea (UE). En la víspera de la visita del Papa Francisco y ante la amenaza de crear incidentes durante los actos públicos, el Mandatario retiró los proyectos y emprendió jornadas de diálogo a nivel nacional sobre la inequidad y la desigualdad.