Satoshi Uematsu, un joven de 26 años de edad, que había trabajado en el centro Tsukui Yamayuri-en en Sagamihara hasta febrero, entró a las instalaciones por una ventana el martes por la mañana, dijeron funcionarios de la prefectura de Kanagawa, en una conferencia de prensa.
El ataque, en el que murieron 19 personas y 26 resultaron heridas, es el mayor asesinato en masa en Japón desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
«Algo escandaloso»
Uematsu se entregó en una comisaría de policía local alrededor de una hora después del ataque, llevando un cuchillo manchado de sangre y tela, dijeron las autoridades.
En una carta que escribió varios meses antes del incidente, vista por CNN, escribió que tenía «la capacidad de matar a 470 personas con discapacidad».
«Soy consciente de que decir esto es una cosa escandalosa», escribió, añadiendo que soñó «con un mundo en el a las personas con discapacidad con graves dificultades de socialización, así como con dificultades graves en el hogar, se les permitiera recibir la eutanasia».
Uematsu, que trabajó en el centro desde 2012 hasta principios de este año, se había entrenado para ser profesor y excolegas dijeron que era agradable y bueno con los niños. Los vecinos se sorprendieron al oír de su participación en el incidente.
Conmoción en Japón
El centro es hogar de 149 residentes, de edades comprendidas entre la adolescencia hasta los 70 años, según el sitio web de la prefectura de Kanagawa. Puede albergar un total de 160 personas. Un poco menos de un tercio de las personas que viven allí tienen edad avanzada.
Un total de 222 personas trabajan en el centro, pero solo nueve -entre ellos un guardia de seguridad- estaban allí cuando ocurrió el incidente.
El crimen conmocionó a Japón, donde los asesinatos en masa son raros.
En junio de 2001, ocho niños murieron cuando un conserje entró en una escuela primaria en Osaka y comenzó a apuñalar a los estudiantes al azar.
En junio de 2008, un hombre pasó por encima de un grupo de personas con su camión y luego apuñaló a 18, matando a siete, en el famoso barrio Akihabara de Tokio.
La última vez que Sagamihara fue noticia mundial fue en 2012, cuando Naoko Kikuchi, un miembro de una secta apocalíptica japonesa responsable del ataque con gas nervioso en el metro de Tokio en 1995, fue detenido allí. El ataque mató a 13 personas e hirió a más de 5.500.