Desde que Abu Baker el Bagdadi anunciara la creación de su particular califato en junio de 2014, el ISIS ha perpetrado un centenar de atentados fuera de Siria e Irak, segando la vida de más de 1 400 personas.
Turquía, Irak, Bangladesh y Arabia Saudita fueron, en las dos últimas semanas, escenarios de varios atentados que dejaron alrededor 300 muertos y un solo culpable: ISIS, que aprovechó el mes sagrado musulmán que comenzó el pasado 6 de junio para ejecutar los ataques.
El último país en ser atacado fue Arabia Saudita, que se vio golpeada por tres atentados suicidas. Uno de ellos en la ciudad santa de Medina, donde murieron cuatro guardias de seguridad, a pocos días de que termine el ayuno del Ramadán. Los ataques, cometidos el lunes 4 de julio, no han sido reivindicados, aunque las sospechas apuntan al grupo yihadista Estado Islámico (EI), que animó a sus huestes a perpetrar atentados durante el mes santo musulmán.
Mientras, en Irak, donde las autoridades iraquíes elevaron la cifra de víctimas mortales a 230, se registró el fin de semana pasado un atentado suicida con coche bomba perpetrado en una zona comercial del centro de Bagdad. Este crimen, reivindicado por el autodenominado Estado Islámico, es el ataque individual más mortífero registrado este año en ese país. El suicida detonó un vehículo cargado de explosivos frente a una famosa heladería de la avenida principal del distrito de Al Karrada, de mayoría chií.
Turquía, fue un tercer país que recibió la oscura visita del EI, pues ocasionó el luto por la muerte de 43 personas en el aeropuerto Ataturk de Estambul. Las autoridades turcas dieron a conocer el pasado jueves que los atacantes son de Rusia, Uzbekistán y Kirguistán. La agresión se produjo cuando tres terroristas irrumpieron en el aeropuerto la noche del martes pasado, abriendo fuego y detonando explosivos en un ataque que dejó, además, 130 heridos.
Tres días después, el viernes primero de julio, un grupo de yihadistas asaltó un restaurante en Dacca (Bangladesh) con un balance de 28 muertos, incluidos 20 rehenes. El comando terrorista incursionó a un restaurante en la capital, sometiendo a los clientes que se encontraban en el lugar. La policía bengalí intentó negociar con los atacantes, sin lograr ningún resultado al proceso. Doce horas después, las fuerzas especiales realizaron un operativo de rescate, donde al menos dos policías perdieron la vida. Nueve de las víctimas eran italianas, cuatro hombres y cinco mujeres. También se reportaron a siete japoneses y un estadounidense muertos en el incidente. Según la policía bengalí, los rehenes fueron ejecutados a machetazos.