Durante la noche del lunes y madrugada de hoy el Tungurahua ha permanecido nublado. No se tienen observaciones de la actividad en la superficie. En la madrugada el volcán presentó un incremento en la sismicidad interna.
Las zonas de influencia de los volcanes Cotopaxi y Tungurahua se encuentran en alerta amarilla. La actividad interna del volcán Cotopaxi es moderada con tendencia descendente. Durante la noche del lunes el macizo permaneció nublado y no se logró tener registros de la actividad superficial.
Ocurrieron leves lluvias en el sector. El 10 de mayo de 2016, un grupo de expertos del Instituto, con el apoyo de la empresa Alas de Socorro (ADS) del Ecuador, realizó un sobrevuelo al volcán Cotopaxi con la finalidad de visualizar la actividad superficial y anomalías termales presentes, relacionadas a su actividad actual.
Durante el vuelo, el volcán se presentó despejado con una columna leve de emisión de gases (600 metros, aproximadamente) sin contenido de ceniza. Esta columna se dirigió hacia el norte y noroccidente.
Los glaciares permanecen agrietados y algunos cubiertos con una importante capa de nieve. Sin embargo, el fenómeno de fusión del glaciar como se lo ha visto en los meses pasados, ha disminuido considerablemente. El control de anomalías térmicas refleja una disminución leve en la temperatura asociada a la actividad fumarólica en los flancos de esta montaña.
Desde el 23 de noviembre de 2015 no se registran caídas de ceniza significativas asociadas a la actividad. Las pequeñas emisiones de enero del 2016 probablemente no provocaron caídas de polvo volcánico medibles en las proximidades del coloso.
Desde agosto del 2015, y por causa de las lluvias de intensidad variable, se detectaron hasta mayo de este año, 58 lahares secundarios. La mayor parte de ellos ha descendido por los flancos occidental y noroccidental, principalmente por la quebrada Cutzualó, al occidente que se une con la quebrada Agualongo cerca del puente en la vía dentro del Parque Nacional Cotopaxi (PNC).
En su mayoría los lahares son muy pequeños y tienen caudales menores a 5 metros cúbicos por segundo. Se restringen a zonas dentro del PNC, por lo que en general no constituyen una amenaza para las zonas pobladas e infraestructura. El mayor número de deslaves ocurrió en los meses de noviembre de 2015 y en febrero de 2016 con 13 eventos.