Cientos y cientos de personas se congregaron en el cementerio general de Riobamba para darle el último adiós a Dana Ramos, la niña de ocho años de edad que estaba desaparecida desde el 1 de febrero y que el viernes 16 fue hallada sin vida en la cisterna de la casa de sus abuelos paternos.
Desde el mediodía de este domingo, el plantel en el que estudiaba le hizo una misa y una eucaristía para que familiares y allegados le dediquen palabras y oraciones para honrar su memoria.
A partir de las 15:00, el féretro de la menor partió en una carroza fúnebre por las calles de la ciudad rumbo al cementerio para el sepelio. El recorrido estuvo acompañado por docenas de los habitantes de Riobamba.
En el cementerio ya aguardaban cientos de personas que, conmocionadas por el crimen, pedían a gritos justicia para Dana. «Justicia, justicia para Dana», vociferaban.
Uniformados de la Policía Nacional acompañaron el recorrido y el ingreso del féretro al cementerio, que tuvo complicaciones para pasar debido a la gran cantidad de gente.
Durante el entierro, los familiares rompieron en llanto. Quienes veían esa escena también se contagiaban de nostalgia y sollozaban. Otros lanzaban flores blancas al ataúd mientras era bajado a una cavidad en la tierra.
Concluido el trabajo de los sepultureros, los abrazos y sentidos de condolencia no se hicieron esperar para los familiares de Dana Ramos. Luego se colocaron grandes y hermosos arreglos florales en su lecho, acompañado de una pancarta con la fotografía de la niña.
De nuevo, los pedidos de justicia se hicieron presentes.