«Violeta» y «Martina» -de nombres protegidos- son una pareja homoparental que contrajo matrimonio hace 5 años. Ambas decidieron tener un hijo mediante inseminación artificial, sin embargo, Martina asegura que nunca supo del embarazo, ni acompañó a Violeta –la madre gestante- a los centros especializados, y presentó una impugnación a su maternidad.
De acuerdo con ‘Martina’, ambas permanecen separadas desde el 16 de septiembre del 2022 y fue tres meses después que ‘Violeta’ se realizó la inseminación artificial. Es decir, cuando ya no estaban juntas. Por ello, indicó, ella no fue parte del proceso ni estuvo presente en ese momento.
Incluso, cuestionó que el médico que ejecutó el procedimiento emitió un certificado fraudulento para incluir el nombre de ‘Martina’ en el consentimiento escrito para realizar la inseminación artificial. A partir de allí, su abogado, Gustavo Canelos, consideró que más allá de irregularidades, el galeno pudo haber cometido un delito en esta acción.
Según ‘Martina’, fue ‘Violeta’ quien decidió por sí sola realizar la inseminación asistida. Algo que, ella se enteró tiempo después, mediante un “asedio” de llamadas y mensajes. Sin embargo, para diciembre del 2021, ella acompañó a ‘Violeta’ al centro de fecundación, meses antes de la ruptura de la relación.
El conflicto se origina cuando, al inscribir a ‘Lucas’, el hijo de ‘Violeta’, esta agregó también el apellido de su expareja, lo que legalmente, la convierte también en su hijo. Esto, pese a que, en el acta de nacimiento, el menor aparece con los dos apellidos de ‘Violeta’, su madre gestante.
En este caso, la jueza a cargo aceptó la impugnación de la maternidad en primera instancia y, se espera que el próximo miércoles, se resuelva la ratificación de la sentencia o se acepte la apelación interpuesta por la defensa de ‘Violeta’.
“El niño es una víctima más. Es un atentado contra la dignidad del niño”, dijo Canelos.
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