El país ha sido testigo de al menos dos casos en los que el titular de la Función Legislativa ha salido del cargo, desde el retorno a la democracia (1978). Uno fue el de Susana González, del Partido Social Cristiano (PSC).
Ella obtuvo la mayoría de votos en el entonces Congreso para posesionarse, en el 2000, con el apoyo de la tendencia de centro izquierda. Pero estuvo al frente del organismo solo 22 días ya que hubo una pelea interna en el PSC. El líder socialcristiano León Febres Cordero (fallecido) apostaba a que en ese puesto esté Xavier Neira. Tras la elección de González, el PSC presentó un amparo constitucional para invalidarla.
El Tribunal Constitucional lo aceptó y ella se vio obligada a renunciar. El otro caso es el de Averroes Bucaram. Él llegó a la Presidencia del Congreso en 1990, gracias a una mayoría conformada por el Partido Roldosista Ecuatoriano, el Partido Social Cristiano y Concentración de Fuerzas Populares. Representaban la oposición al gobierno de Rodrigo Borja, de la ID.
12 días antes de su salida, Bucaram se reunió con el ministro del Interior de Borja, César Verduga. En la cita se acordó que se bloquearía dentro de la Asamblea una iniciativa para enjuiciar a Borja por sus críticas al Congreso. Esta posición avivó los reclamos del Partido Socialista Ecuatoriano que logró una nueva mayoría.
El diputado Enrique Ayala pidió la destitución de Bucaram y en su lugar asumió la Presidencia el socialista Edelberto Bonilla. Hoy, 9 de marzo del 2018, José Serrano puede correr la misma suerte de González y de Bucaram. En el Pleno de la Asamblea se debatirá el cese de sus funciones y también la pertinencia de un juicio político contra el fiscal General, Carlos Baca Mancheno.
Este último agitó el tablero político hace dos semanas al difundir un audio en el que se escucha hablar a Serrano con el excontralor Carlos Pólit, prófugo de la justicia por corrupción.