Un día después de que el viceministro de Relaciones Exteriores de Corea del Norte dijera que Pyongyang probaría misiles semanalmente y usaría armas nucleares si eran amenazados, un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que «estaba gravemente preocupado» por las recientes actividades nucleares y de misiles de Corea del Norte.
En la misma conferencia de prensa, el portavoz Lu Kang elogió las recientes declaraciones de Estados Unidos sobre la cuestión norcoreana.
«Los funcionarios estadounidenses hicieron algunas observaciones positivas y constructivas… como utilizar cualquier medio pacífico posible para resolver el problema nuclear de la Península (coreana), lo que representa una dirección que creemos correcta y debe ser respetada», dijo Lu.
Esa dirección no era evidente para los dirigentes norcoreanos, ya que la televisión estatal emitió un video propagandístico mostrando ataques de misiles que dejaban a Estados Unidos en llamas.
El el viceministro de Exteriores norcoreano, Han Song-ryol, retomó la retórica en una entrevista con la BBC.
«Si Estados Unidos es lo suficientemente imprudente como para usar medios militares, significaría desde ese mismo día una guerra total», dijo Han.
Ese tipo de declaraciones no ayudan a la situación, según el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.
«China se opone firmemente a todas las palabras o acciones que aumenten la rivalidad y la tensión», dijo Lu.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha estado presionando a China para que frene a Corea del Norte, sugiriendo que hacerlo podría facilitar las relaciones entre Estados Unidos y China sobre comercio y otros temas.
Los expertos señalan que China también quiere impedir que Corea del Norte se convierta en una potencia nuclear, y ciertamente quiere evitar una guerra que podría llevar a millones de refugiados al país y potencialmente a una presencia militar estadounidense en sus fronteras.
A principios de este año, China pidió a Estados Unidos y Corea del Norte que renuncien a algo para aliviar las tensiones en la Península Coreana. Estados Unidos, junto con Corea del Sur, deberían suspender los ejercicios militares anuales a cambio de que Pyongyang detuviera su programa nuclear, dijo el ministro chino de Relaciones Exteriores Wang Yi a principios de marzo.
Desde entonces, Corea del Norte ha continuado con sus pruebas de misiles, incluyendo una que se produjo justo antes de la reunión a principios de abril entre Trump y el presidente chino, Xi Jinping; organizó un desfile militar a gran escala con nuevos misiles y lanzadores, y se comprometió a probar otra arma nuclear en cualquier momento.
Estados Unidos, por su parte, ha realizado simulacros de defensa con las armadas surcoreana y japonesa, envió a sus nuevos cazas F-35 y bombarderos B-1 a entrenar a Corea del Sur, y este jueves comenzó el «Max Thunder», considerado el segundo mayor ejercicio de vuelo militar entre las fuerzas estadounidenses y surcoreanas.
El Pentágono también ha enviado el portaaviones USS Carl Vinson y su grupo de ataque a la Península de Corea.
La Agencia Central de Noticias de Corea del Norte calificó este despliegue como «nada más que una acción imprudente de agresión para agravar las tensiones en la región».
Cuando se le preguntó sobre el despliegue del Vinson el miércoles, Lu se midió en su respuesta, reiterando: «mantenemos estrechos contactos con Estados Unidos sobre la situación actual».
En cuanto al programa nuclear de Corea del Norte fue más directo:
«La posición de China en oponerse a una potencia nuclear (Corea del Norte) es firme, clara y consistente», dijo Lu.