La rapidez con la que está escalando el pulso entre Washington y Pekín -China tardó menos de 11 horas en responder con las mismas medidas- provocó una abrupta liquidación de los mercados bursátiles y de materias primas globales.
Trump negó que estas represalias equivalgan a una guerra comercial entre las dos mayores superpotencias económicas mundiales. “No estamos en una guerra comercial con China, esa guerra fue perdida hace muchos años por las personas tontas, o incompetentes, que representaban a Estados Unidos”, tuiteó el mandatario temprano el miércoles.
No obstante, los inversores se preguntan hasta dónde podría escalar una de las peores disputas comerciales en años.
“Se daba por hecho que China no respondería de manera muy agresiva y evitaría una escalada de las tensiones. La respuesta de China es una sorpresa para algunas personas”, dijo Julian Evans-Pritchard, analista de Capital Economics, destacando que ninguna de las partes ha pedido aún la entrada en vigor de los aranceles.
A diferencia del listado de Washington, que fue completado con muchos productos industriales menos conocidos, el de China incluye exportaciones referenciales estadounidenses, como la soja, la carne de vacuno congelada, el algodón y otras materias primas agrícolas procedentes de estados como Iowa o Texas, que votaron por Trump en la elección presidencial de 2016.