Ciudades de Nicaragua mantienen este jueves la resistencia ante el asedio de las fuerzas del gobierno de Daniel Ortega, mientras se espera la reanudación de un diálogo mediado por la Iglesia católica en busca de una salida a la crisis que deja 187 muertos en dos meses.

Efe

“Vivimos con miedo. He visto pasar camionetas de civiles con AK-47. En la noche pasamos encerrados en las casas. Anoche rafaguearon (dispararon) por aquí”, dijo a AFP Ivania Miranda, de 53 años, en su casa en Nindirí, en Masaya (sur), una localidad que se declaró en rebeldía el lunes.

Las campanas de las iglesias sonaron en la noche en algunos pueblos como Diriamba, en el occidental departamento de Carazo, en señal de alerta cuando hombres armados intentaron desmontar los bloqueos que mantienen pobladores en las calles.

Prelados y sacerdotes católicos convocaron a una jornada de oración este jueves por Nicaragua, especialmente por Masaya y Carazo, dos de las ciudades más golpeadas por la represión, anunció el arzobispo auxiliar de Managua, Silvio Báez.

La posibilidad de un regreso a la mesa de diálogo surgió luego de que los obispos confirmaron que el gobierno cumplió el compromiso de invitar a organismos internacionales de derechos humanos a verificar los hechos de violencia en las protestas.

La invitación incluye a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y la Unión Europea, precisó Báez.