Según datos no oficiales, el perjuicio superaría los $ 1.000 millones, ya que además de la parálisis del transporte de carga, se suma el incremento en el precio de los alimentos, la suspensión de muchos envíos al exterior y el impacto en el bolsillo de los consumidores.
No en vano esta situación hizo que se incremente el costo de vida y por consiguiente la inflación anual que ya llegó a 8,6% hasta junio, cuando el Banco de la República de Colombia preveía apenas un 4%.
Ayer en un último intento se realizó una reunión entre las partes para hablar sobre los temas de la chatarrización y los fletes, los dos puntos más espinosos de las conversaciones y que tienen estancado un eventual acuerdo.