Este juicio valorará la culpabilidad o no del expolicía, que fue filmado por cámaras de seguridad y móviles de transeúntes mientras presionaba con su rodilla durante 8 minutos y 46 segundos el cuello de Floyd, quien esposado y tendido en el suelo llamó a su madre y repitió dos decenas de veces: “No puedo respirar”.
“El impacto del juicio por presunto asesinato policial en Mineápolis dependerá del veredicto, pero es de esperar que uno de culpabilidad motive a fiscales a presentar cargos de asesinato en otros casos en los que la policía ha quitado vidas innecesariamente”, dice el abogado de derechos civiles, James DeSimone, especializado en violencia policial en Los Ángeles.
Chauvin, que se encuentra actualmente en libertad condicional, está acusado de tres cargos que, de mayor a menor gravedad, son: asesinato en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado con una condena máxima de 25 años; y homicidio en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad.
Las expectativas y la tensión que rodean a este caso son tantas que los argumentos orales empezarán en medio de enormes medidas de seguridad en el juzgado de Mineápolis, que ya está rodeado de barreras de hormigón y alambre de espino ante el temor de protestas violentas y la llegada de milicias de ultraderecha o miembros de grupos racistas.
Para Christopher Dennison, profesor asociado del Departamento de Sociología de la Universidad de Buffalo, en Nueva York, el resultado del juicio en este contexto debería “promover un cambio positivo en el sistema de justicia penal” estadounidense, ampliamente criticado por tener diferentes varas de medir en función de la raza del acusado.
“Se espera, por un lado, que la familia y amigos de George Floyd obtengan un cierre y, por el otro, que el resultado promueva un cambio positivo en el sistema de justicia penal”, reflexionó Dennison.
Un importante factor en el juicio será el racismo y, por ello, la Unión para las Libertades Civiles en América (ACLU), uno de los grupos más importantes de EE. UU. en la defensa de los derechos civiles, ha pedido que el jurado incluya a miembros con diferente color de piel y diferentes clases sociales.
De las 15 personas seleccionadas, nueve personas se definen como blancas y seis son de otras razas. Además, nueve son mujeres y seis son hombres.
Esta diversidad en el jurado significa en sí “un progreso” en EE. UU., según la profesora de la Universidad de Nueva York, Kelli Moore, que ve en ello “una conciencia renovada de esta historia y en la organización inter e intrarracial”.
“Hay estudios que demuestran que las interacciones son desiguales entre la policía y los civiles en función de la raza y la residencia”, criticó la experta, que espera que el veredicto lleve a EE. UU. a replantearse la “viabilidad de la reforma policial”.
En tanto, una de las mineapolitanas que no confía en que la Justicia estadounidense pueda cerrar las heridas causadas por ese episodio fatal es Anwulika Okafor, una organizadora comunitaria que vivía a dos bloques del punto en el que Floyd murió presuntamente asfixiado por el agente.
“A pesar de que todos vimos a Derek Chauvin usando su rodilla para matar lentamente a George Floyd durante 8 minutos y 46 segundos, todavía no tengo fe en el sistema judicial de este país para que sea condenado por asesinato”, dice Okafor.
Pese a que la tónica general en Mineápolis es la de no tener “demasiadas esperanzas” en el juicio contra Chauvin, según ha comprobado Efe en los últimos días, también hay espacio para personas que esperan que un veredicto “duro” traiga cambios en la relación entre los departamentos de policía y las comunidades minoritarias.
“Siento que si se da la justicia como se debe, que le den los años (de condena) que de verdad merece (Chauvin), los policías se lo van a pensar dos veces antes de tomar acciones violentas contra la comunidad”, dijo Viviana Inamagua, una joven de 23 años nacida en Veracruz (México) y que reside en Minesota desde hace cinco años.
Nota Original: El Universo – LINK