Un día el pueblo holandés (cuyo 26% vive bajo el nivel del mar) fue a trabajar a los campos, detrás del dique. Cuando terminó la jornada, los ciudadanos regresaron a casa, y un niño, el último de salir del campo, se atrasó. Cuando dio vuelta vio agua entrando por un hueco del muro. Entonces gritó: “¡Auxilio! ¡Auxilio! ¡Ayuden! ¡Nos vamos a inundar! ¡El dique se está rompiendo!”. Pero nadie lo escuchó. El niño se quedó solo. Para detenerlo puso el dedo en el agujero y lo tapó toda la noche. En la mañana siguiente, cuando llegaron, los adultos lo vieron todavía agotado, empero, protegiendo al país.
Esa leyenda -según Egbert Spaans, cónsul de Holanda- es muy popular en su tierra. “Lamentablemente, en la realidad, las cosas no son tan sencillas. Hay una respuesta más técnica”, cuenta en la presentación en el simposio ‘El Litoral Sur y el Fenómeno El Niño, debate con ingenieros hidráulicos’.
Precisamente, expertos de dicha nación hacen observaciones de los problemas de las inundaciones en su paso por Guayaquil.
Rutger Perdon, jefe del equipo técnico DRR (Reducción de Riesgo de Desastres), explica que el dragado de los ríos solamente es parte de la solución para evitar anegamientos.
El ingeniero cuenta que hay más alternativas. La construcción de obras para manejar flujos del río es una de ellas. “Hay más corriente y los sedimentos se van al mar. Es importante saber de dónde vienen. Así se puede prevenir. El dragado no es la solución para todo”.
Él cuenta que en el país europeo tienen ciertas innovaciones: construcción de cisternas en la parte de los edificios para retener las aguas y también estacionamientos de carros subterráneos que, al evacuar los autos, se convierten en puntos de almacenamiento de las lluvias.
De su lado, la ingeniera Jana Steenbergen cuenta que existen válvulas de retención que impiden que el agua de los ríos se regrese y colapse la ciudad. “Estas son inversiones. Es necesario el mantenimiento de las estructuras en las zonas urbanas. Eso es clave”.
También plantea que hay mallas especiales que se ponen sobre las alcantarillas para que no se taponen con basura.
El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, insistió en su cadena radial de ayer en que los anegamientos se deben a la falta del dragado. Además expresó que el valor de la obra podría superar los $ 60 millones previstos por la Prefectura del Guayas.
Sin explicar cómo, el burgomaestre anunció la intervención del Cabildo en la ciudadela Urdesa, en el norte, con el fin de evitar que quede bajo el agua luego de intensos aguaceros.