Empezando por México, que tiene la receta original, y terminando en latitudes donde el miedo también se ha hecho fuerte, viajamos con la mente para descubrirlo.
México
Antes de llamarse Catrina, el personaje creado hace más de 100 años por el ilustrador José Guadalupe Posadas y tan propio de la idiosincrasia de México se conocía como la Calavera Garbancera. Entonces se usaba como una burla del pueblo mexicano a las clases privilegiadas con ínfulas europoeas, en concreto a los vendedores de garbanzos que se esforzaban por ocultar su pobreza y sus raíces indígenas.
Más adelante, el muralista Diego Rivera se apropió de la caricatura para incluirla en su obra y cambió su nombre al que conocemos actualmente. Durante las celebraciones de los días 1 y 2 de noviembre en las que México se llena de altares en honor de los que ya se han ido, la Catrina se pasea entre flores y dulces para recordarnos que las apariencias y las traiciones también caen por el mismo peso, el de la muerte.
Estados Unidos
Tras los mexicanos, puede que los norteamericanos sean los que más han popularizado su festividad de los muertos, conocida y exportada a medio mundo como Halloween. Aunque desde el Viejo Continente nos resistimos a su influencia, en especial en aquellos con países con fuerte presencia religiosa, no estaría mal recordar que fuimos los europeos los que introdujimos el culto a los fallecidos en la tierra de Trump.
Allí la han convertido en una fiesta pagana de la que disfrutan niños, adultos y extraterrestres. Disfraces de toda índole, calabazas convertidas en máscaras demoniacas y el famoso trick or treat son su plato fuerte.
Irlanda
Pero si hay un país especialista en montar una buena fiesta pagana, ese es Irlanda, responsable directo de Halloween tal y como lo conocemos. Su Samhain, de origen celta, lleva celebrándose desde antes incluso que el Día de Todos los Santos cristiano cada 31 de octubre, la fecha que para los celtíberos representaba el final del verano y de las cosechas y el inicio de un nuevo año.
En una noche tan mágica no es de extrañar que se abra un portal entre el mundo de los espíritus y el de los vivos y que los primeros campen a sus anchas. Algunos han llegado hasta Galicia, donde desde 1990 celebran su versión de esta fiesta, el Samaín.
Guatemala
Si hay algo que nos une mundialmente en el homenaje a nuestros seres queridos es la gastronomía. En Guatemala, durante la jornada en el cementerio también desfila la comida, concretamente un fiambre tradicional que degustan el Día de Todos los Santos desde el siglo XVII.
Además, los guatemaltecos de Sacatepéquez presumen de una bonita y colorida tradición, la de los barriletes gigantes de Sumpago que vuelan para comunicarse con sus familiares muertos.
Fuente: Nokton Magazine – Nota original: LINK