Sin poder abrir uno ojo a causa de las heridas provocadas, con la cabeza rota y sin camisa. Así Gustavo Zúñiga fue abandonado por sus raptores a las 00:25 de este domingo 10 de septiembre en Los Esteros, sur de Guayaquil, cerca del Centro de Atención Médica Integral (CAMI) y un parque del sector.
Aturdido por los golpes, pero consciente, el exfuncionario municipal, que tuvo 31 años de servicio en el Municipio de Guayaquil, buscó ayuda en una vivienda. Fue auxiliado por una persona que llamó al ECU911 e indicó que se encontraba con Gustavo Zúñiga.
Así transcurrieron los primeros minutos del exfuncionario de 78 años ya lejos de quienes lo secuestraron, cuenta Andrés Sandoval, gerente de la empresa pública Segura, que adoptó ese nombre en la Alcaldía actual, de Aquiles Alvarez, pero que antes fue la Corporación para la Seguridad Ciudadana de Guayaquil (CSCG), una instancia que el propio Zúñiga lideró en algún momento.
Sandoval, quien a esa hora ya se encontraba en la sala operativa de la empresa Segura, luego de recibir una llamada de un familiar del exdirector municipal de Aseo Cantonal y Mercados a las 19:30 del sábado 9, habló con la persona que hizo la llamada y pidió comunicarse con Zúñiga.
“Hablé con él porque lo conozco, le dije páseme a Gustavo y conversé con él. En ese momento lo primero era ver que esté bien, avisamos a la Policía y, sobre todo, él me dijo que estaba un poco golpeado, y se mandó una ambulancia y le avisé a la familia que era lo más importante”, relata el gerente de Segura.
Él se puso al frente de la situación por pedido del alcalde Aquiles Alvarez, dice. Y coordinó acciones conjuntamente con personal de la Unidad Antisecuestros (Unase) de la Policía Nacional, que también estaba en la sala operativa a la hora de la llamada que alertó de la localización del exfuncionario municipal.
Zúñiga fue secuestrado a las 16:00 de este sábado, cuando salía de su casa en Chongón y se dirigía en su carro a Salinas, en la provincia de Santa Elena. Su salida quedó registrada en cámaras de seguridad del Municipio, al igual que el retorno del vehículo una hora después.
Andrés Sandoval resalta la importancia de la tecnología en situaciones de adversidad como esta, pues los registros de la ruta del automotor cuando ya era conducido por los secuestradores permitieron a la Unase seguir la pista del vehículo.