En el marco de la cumbre del G-20, el secretario de Estado, John Kerry, y su homólogo ruso, Sergey Lavrov, estaban negociando un plan que impulsaría la cooperación militar entre las dos naciones, en un esfuerzo para combatir mejor a grupos terroristas en Siria y evitar la muerte de civiles.
Pero las diferencias han impedido llegar a un acuerdo y las conversaciones han terminado por ahora, dijo un funcionario estadounidense
«Todavía hay cuestiones por resolver», dijo el funcionario. Ninguna de las partes indicó cuáles eran los puntos de fricción, o cuando se espera que las conversaciones se puedan reanudar.
Las fuerzas rusas se alinearon con el presidente sirio, Bachar al Asad, para enfocarse en los combatientes de la oposición -apoyados por Estados Unidos-, que Moscú y Damasco acusan de terrorismo. La campaña ha generado una crisis humanitaria que llevó a millones de sirios a huir a Europa.
EE.UU. espera unirse a Rusia para identificar objetivos terroristas, incluyendo ISIS y el Frente al Nusra, grupo anteriormente ligado a al Qaeda.
La relación entre EE.UU. y Rusia
Un acuerdo sobre Siria podría colocar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia en una posición más firme cuando Obama se prepara para dejar el cargo. Las profundas divisiones sobre Siria han empañado la relación de Obama con Putin.
El persistente apoyo de Putin al régimen sirio, los movimientos de Moscú en Ucrania y la acusación de que Rusia pudiera estar entrometiéndose en la contienda presidencial de Estados Unidos han construido a una dinámica profundamente antagónica entre los dos líderes.