Corea del Norte celebró hoy su sesión anual parlamentaria en un ambiente de creciente tensión regional, después de que el régimen de Pyongyang asegurara que está preparado para responder a un "ataque preventivo" de EEUU y condenase el envío de uno de sus portaaviones a la zona.

CNN

La sesión de la Asamblea Suprema del Pueblo (Parlamento), que se ha convocado para coincidir con el quinto aniversario del liderazgo de Kim Jong-un, se celebra anualmente para ratificar las decisiones de política local adoptadas por el Partido de los Trabajadores o el Ejército.

Sin embargo, la actual situación de nerviosismo en la península coreana ha acabado por copar la atención, sobre todo después de que Pyongyang dijera hoy que está listo «para reaccionar ante cualquier forma de guerra» que le plantee Washington, a raíz de que el Pentágono ordenara el envío del USS Carl Vinson.

El despliegue del portaaviones en la región responde al lanzamiento de un misil de medio alcance que Pyongyang llevó a cabo el pasado 5 de abril y se produce justo después de que fuerzas estadounidenses destruyeran con misiles de crucero una base del régimen sirio como castigo por sus ataques con armas químicas.

Esta situación, unida a la insistencia de Pyongyang a la hora de desarrollar misiles nucleares capaces de alcanzar territorio estadounidense como vía para garantizar su supervivencia, hacen pensar en que el Ejército norcoreano podría llevar a cabo muy pronto una nueva prueba atómica o de proyectiles balísticos.

Una muestra de fuerza por parte norcoreana reforzaría la imagen interna de la dinastía Kim en un momento idóneo, ya que, además del lustro de Kim Jong-un en el poder, el país celebra el sábado el 105 aniversario del nacimiento de su fundador, Kim Il-sung (abuelo del actual líder), y el 85 aniversario del Ejército Popular el día 25.

Además, recientes imágenes tomadas por satélite en la base de pruebas nucleares de Punggye-ri (noreste) apuntan a que el régimen podría estar preparando su sexta detonación atómica subterránea.

Por su parte, marines estadounidenses y surcoreanos realizaron hoy unos ejercicios en Pohang, 360 kilómetros al este de Seúl, en el marco de las maniobras militares anuales «Foal eagle», que este año han contado con el mayor despliegue hasta la fecha en respuesta al número récord de pruebas de armas que hizo Pyongyang en 2016.

Todo este escenario ha sembrado también una paulatina inquietud en Corea del Sur, donde el Gobierno insistió hoy en que no se producirá una acción militar unilateral de EEUU contra Corea del Norte.

«Si es que se llega a producir (un ataque preventivo sobre Corea del Norte), se realizaría bajo la estrecha alianza defensiva entre Corea del Sur y EEUU», respondió en este sentido a los periodistas el portavoz del Ministerio Defensa, Moon Sang-gyun.

Washington ha abogado por un endurecimiento de su estrategia para frenar los avances del programa nuclear y de misiles de Pyongyang tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero, y ha apuntado que analiza diferentes escenarios como un ataque preventivo o la eliminación de Kim Jong-un.

No obstante, muchos analistas descartan de momento esta posibilidad debido al enorme coste en vidas civiles que una acción así podría tener en países aliados de EEUU como Corea del Sur o Japón.