Los líderes mundiales se han alineado para condenar la explosión, la segunda de Corea del Norte este año y posiblemente la más más potente hasta la fecha. Corea del Sur cree que Kim Jong Un se prepara para apretar el botón en otra prueba.
«Evaluamos que (Corea del Norte) está preparado para otra prueba nuclear», dijo el ministro de Defensa, Han Min-koo, a legisladores el viernes.
Su portavoz, Moon Sang-Gyun, dijo el lunes que si hay otra prueba nuclear, esta podría provenir de un segundo o tercer sitio en Punggye-ri, donde se llevó a cabo el test del viernes.
Corea del Sur también está analizando planes para reanudar las transmisiones de propaganda en la frontera, agregó.
El ministro de Asuntos Exteriores surcoreano, Yun Byung-se, dijo durante el fin de semana que la capacidad nuclear de Corea del Norte había crecido a un «nivel considerable» y, por tanto, son necesarias sanciones más duras y una mayor presión sobre el régimen de Pyongyang.
Sin embargo, hay poco consenso sobre qué puede hacer la comunidad internacional.
Corea del Norte ya fue recibió el conjunto más fuerte de sanciones en marzo, que incluyen la prohibición de suministro de combustible de aviación, incluyendo combustible para cohetes, y la venta de armas pequeñas a Pyongyang.
Y en julio, el gobierno de Obama impuso a Kim Jong Un y otros 10 funcionarios del régimen sanciones personales por su presunta complicidad en violaciones de los derechos humanos contra el pueblo de Corea del Norte.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el viernes. China, considerado el único aliado de Pyongyang, podría ser presionado para tomar la acción más fuerte posible, bloqueando el transporte de combustible y aceite, algo que podría tener graves consecuencias para la población en general.
Pero no está claro si China estaría dispuesta a hacer un movimiento tan controvertido.