Es común que en épocas electorales se destapen varios casos de corrupción. Esta es una estrategia, según varios analistas, para restar votos. Eso es precisamente lo que está sucediendo en nuestro país. Después de 10 años de Gobierno de Rafael Correa, hace apenas nueve meses se destaparon algunos casos de corrupción como el ocurrido en la estatal petrolera, Petroecuador. Caso en el que ya hay 18 personas procesados, juicios pendientes y prófugos de la justicia.
Para muchos la justicia ha actuado lentamente.
Pocos meses después se conoció un nuevo caso de corrupción. El supuesto pago de coimas de la constructora Odebrecht a funcionarios del Gobierno para facilitar la firma de contratos. Los pagos habrían sido por 33,5 millones de dólares.
Delegaciones del Gobierno viajaron a Brasil a Washington para conocer más detalles del caso, sin embargo hasta ahora no hay una respuesta concreta. Esto a pesar de que en otros países como Perú y Colombia incluso ya hay detenidos por el caso de pago de coimas.
La lista continúa. Hace pocos días los candidatos a asambleístas a la Asamblea Nacional por Alianza Pais, denunciaron que el cuñado del Alcalde Jaime Nebot, Leonardo Bohrer mantiene contratos millonarios con el cabildo porteño. Marcela Aguiñaga actual asambleísta y candidata a la reelección es quien está a la cabeza de las denuncias.
Nebot respondió a las acusaciones y afirmó que los candidatos del oficialismo buscan el desprestigio de Cynthia Viteri en medio de la campaña electoral.
Lo cierto es que la corrupción sigue presente en la política ecuatoriana y más aún a puertas de los procesos electorales. El voto es la herramienta que tenemos los ciudadanos para no permitir que frases como “que nos roben todo menos la esperanza” dicha por el presidente Rafael Correa se cumplan.