Los cubanos acuden este domingo a las urnas para ratificar una nueva Constitución que introduciría cambios económicos modestos mientras se mantiene el unipartidismo, en un referendo que puede mostrar diferencias significativas por primera vez desde la Revolución de 1959.
El nuevo documento introduce cambios importantes en la Constitución de la época de la Guerra Fría en Cuba, al reconocer la propiedad privada por primera vez, así como el papel de la inversión extranjera e Internet.
Mientras confirma la planificación centralizada, la reforma que introducirá límites al mandato presidencial, agrega el cargo de primer ministro, reestructura el gobierno local, así como los principios fundamentales del derecho a la representación legal en el momento de las detenciones y el hábeas corpus.
La Carta Magna actual fue aprobada en 1976 con un 97,7 por ciento de los 5,6 millones de votantes registrados. Un total de 54.000 cubanos votaron no. Gran parte de los expertos espera que la nueva versión se apruebe pero con una mayoría no tan rotunda. Hay 8 millones de votantes registrados.
«Esta vez, diría que al menos las tres cuartas partes de la población va a votar a favor de esta Constitución«, dijo Rafael Hernández, analista político cubano y editor de Temas, una revista orientada a las reformas. «En Cuba, nos hemos acostumbrado a la idea de que si no la aprueba el 98 por ciento, no hay consenso. En cualquier país del mundo, un 65 por ciento habría obtenido una victoria aplastante», señaló a Reuters.
Las autoridades cubanas organizaron un debate popular el año pasado sobre un borrador con las nuevas reformas a la Carta Magna, que incluyó algunos cambios secundarios que luego la Asamblea Nacional aprobó en diciembre su versión final.
Desde entonces, el Gobierno de Cuba ha usado los espacios públicos, como el transporte y los medios de comunicación, para lanzar una campaña para su aprobación.
«Se defiende la soberanía, la independencia y la dignidad de las cubanas y cubanos #YoVotoSí el 24 de febrero por la Constitución», escribió el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en su cuenta de tuit @DiazCanelB.
Si bien el Gobierno ha promovido el «sí» como un voto patriótico, la fragmentada oposición apuesta por un «no», pretendiendo un paso hacia el fin de décadas del gobierno comunista.
Y con una sociedad civil cada vez más audaz y más cubanos conectados a Internet, el debate público se ha vuelto más activo que en el pasado. Etiquetas como #YoVotoSi (voto sí) y #YoVotoNo (voto no) se han promovido en Twitter.
«Solo vencemos a la tiranía si todos los que queremos a una #Cuba libre y democrática damos nuestro mejor aporte (…) yo voto No», escribió en su tuit José Daniel Ferrer, líder de la ilegal Unión Patriótica de Cuba. Algunos de sus miembros han sido detenidos temporalmente previo al referendo.
Un empleado de una empresa estatal dijo que las propuestas eran suficientes para obtener su apoyo.
«Pero eso no significa que uno esté de acuerdo con todo. Creo que el presidente (…) debe ser elegido por el pueblo, no por una Asamblea«, dijo Alejandro Hernández, de 54 años, mientras se dirigía al trabajo.
La Iglesia Católica romana criticó en un documento el nuevo texto. Dijo oponerse tanto a la inclinación ideológica de la nueva Carta Magna como a la negación del acceso a los medios de comunicación y educación. También destaca que los extranjeros sí pueden invertir en la isla, aunque no los cubanos.
«Que solo en el socialismo y en el comunismo la persona alcanza su plena dignidad, es una afirmación absoluta totalmente inaceptable«, dijo a Reuters el monseñor José Félix Pérez, secretario de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba.
Fuente: El Universo – Nota original: LINK