Cuatro décadas de operaciones cumple este año la Refinería Estatal de Esmeraldas (REE). Surgió en medio del ‘boom petrolero’ que experimentó Ecuador entre 1972 y 1982; en sus inicios procesaba 55.000 barriles diarios. Ahora, aunque su capacidad alcanza los 110.000 barriles, presenta complicaciones que causan preocupación.
Dos días después del recorrido que hizo el presidente de la República, Lenín Moreno, por las instalaciones, el Ministerio de Hidrocarburos abrió las puertas de la refinería para que los medios de comunicación constataran directamente la magnitud de los daños. Al ver los exteriores de las unidades afectadas, parecería que no hay mayores problemas.
Sin embargo, al ingresar se aprecian equipos y tuberías oxidadas, rotas, incineradas, líquido contaminado esparcido sobre el suelo, puntos rojos con temperaturas que rebasan los niveles permitidos, tanques rotos y otros a medio hacer. Antes del recorrido, alrededor de 10 técnicos expusieron el estado del complejo industrial más grande que posee el país.
Las conclusiones a las que llegaron fueron contundentes. En la rehabilitación hecha entre 2008 y 2015, se invirtieron $ 2.200 millones. Expertos dicen que el trabajo no fue integral; no se repararon o reemplazaron todos los equipos que requerían atención, algunos incluso superan los 30 años de uso.