“Atentado en Bagdad que mató a 165 personas, incluyendo gran número de niños, es una tragedia sin nombre. Condolencias a ese pueblo hermano”, escribió Long poco antes de la actualización de las cifras de víctimas fatales por parte de autoridades locales.
El nuevo balance en esta jornada precisa que el número de muertos es de 213, aunque el domingo por la noche todavía era de 119.
Estas cifras lo convierten en uno de los ataques más graves en la historia de Irak, un país castigado desde hace años por atentados contra lugares muy frecuentados, como centros comerciales, mercados o mezquitas.
El primer ministro Haider Al Abadi, que el domingo visitó el lugar del ataque, prometió castigar a los responsables y anunció tres días de duelo nacional.
El atentado fue perpetrado por un kamikaze del EI que hizo estallar un coche bomba en una calle del barrio comercial de Karrada. La zona estaba llena de gente que hacía sus compras para la fiesta que marca el final del Ramadán, el mes de ayuno musulmán.
Además de los fallecidos, más de 200 personas resultaron heridas, indicaron responsables de seguridad. Trascendió, además, que el número de víctimas se elevó debido a que la explosión provocó incendios en edificios y comercios cercanos.
El primer ministro Al Abadi, criticado por ser incapaz de proteger a los civiles, anunció el domingo la modificación de medidas de seguridad, entre ellas la retirada de los detectores de explosivos considerados ineficaces.
También ordenó al Ministerio del Interior que acelere el despliegue de un dispositivo para inspeccionar vehículos en todas las entradas de Bagdad, por donde cada día pasan miles de camiones y coches particulares.
El atentado de Bagdad ha sido condenado por numerosos responsables extranjeros, entre ellos el enviado de la ONU en Irak, Jan Kubich, que lo calificó de «acto cobarde y odioso de proporciones sin precedente».
Por su parte, el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense, Ned Price, afirmó que el ataque «no hace sino reforzar nuestra determinación de apoyar a las fuerzas de seguridad iraquíes».