Pero aquí no termina la pesadilla de los “chullas”. Para estar, jugar y permanecer en Segunda Categoría, que es la que le corresponde ahora, el cuadro deberá cancelar a todos sus jugadores y por si fuera poco esa presión, si no lo hace desaparecerá para siempre según el Reglamento.
Tal como lo explica diario El Universo, el Art. 76, inciso segundo, establece que: “si un club de la primera o de la segunda categorías no se inscribiere para intervenir en el respectivo campeonato ecuatoriano, perderá automáticamente la categoría. Si el club incurso en lo previsto en el inciso anterior perteneciere a la segunda categoría quedará automáticamente eliminado como afiliado a la Federación Ecuatoriana de Fútbol y no podrá, bajo ningún concepto, volver a afiliarse a la FEF.”
Entonces, pagar sus deudas o desaparecer para regresar con otro nombre, son las dos opciones que le quedan a Deportivo Quito.
Si se declara en quiebra, la mala noticia no es solo para sus hinchas sino también para sus acreedores, quienes intentarán cobrar cuando se vendan todos los activos del club, después de eso no tendrán manera de hacerlo. El asunto es que el Deportivo Quito no tiene mayores activos, ni garantes como para cubrir sus haberes.
Regresar del descenso pocas veces es fácil. Se necesitan importantes recursos económicos para mantener el nivel futbolístico del club y con poco retorno. Eso es precisamente lo que al Quito le hace falta: recursos económicos y una buena gestión administrativa y de marketing.
Finalmente, volver con otro nombre es empezar de cero también. Con las mismas dificultades económicas, aunque sin el peso de sus deudas. Para ello, deberá inscribirse con otra razón social, comenzar el campeonato desde la Segunda Categoría, hasta llegar a la Serie A.