Tras una segunda vuelta, que mantuvo por horas dividido a un país con poco más de 8 millones de ciudadanos, el ecologista Alexander Van der Bellen se consagró ganador de las presidenciales de Austria frente al candidato de la ultraderecha, Norbert Hofer.

Tras una segunda vuelta, que mantuvo por horas dividido a un país con poco más de 8 millones de ciudadanos, el ecologista Alexander Van der Bellen se consagró ganador de las presidenciales de Austria frente al candidato de la ultraderecha, Norbert Hofer.

El ajustado empate registrado hasta el domingo entre los dos candidatos logró deshacerse gracias al recuento de voto por correo, que representa casi el 14% del censo. Así, Van der Bellen, antiguo profesor de universidad de 72 años, obtuvo el 50,3% de los sufragios, en total 31.026 votos más que su contrincante Norbert Hofer, que reunió un 49,7% del apoyo y admitió su derrota por Facebook un poco antes del anuncio oficial. La victoria de Van der Bellen es recibida con alivio por el Gobierno austriaco, que evita así una cohabitación con la ultraderecha, pero también en la Unión Europea (UE), que no contará entre sus jefes de Estado con un euroescéptico confeso como Hoper, que podría poner obstáculos al proyecto europeo.

De hecho Van der Bellen, aunque desprovisto del carisma de Hofer y escasa capacidad para conectar con el ciudadano de a pie, ha sido moderado en sus proclamas, y se dijo dispuesto a trabajar con el gobierno, a ser el presidente de todos los ciudadanos que vivan en Austria aún sin ser austriacos, y a avanzar en la construcción de lo que ha denominado “Estados Unidos de Europa”. Si se analiza lo sucedido en el pasado, los votos siempre han beneficiado a los candidatos de izquierda. Así ocurrió en las elecciones legislativas de 2013 y esta vez no fue diferente.

En una conferencia de prensa, Hofer reconoció que el escenario de indefinición en el que se encontraba Austria el domingo, con el empate técnico entre él y su rival, no era el idóneo. “Tanto Van der Bellen como yo querríamos haber dormido bien esta noche (domingo)”, dijo con una reluciente sonrisa dibujada en el rostro. No es para menos. Su partido, el Partido para la Libertad de Austria (FPÖ), no para de crecer en proporción geométrica a la desintegración del Estado del Bienestar en los últimos años de crisis y recortes

. En una década pasó de obtener el 11% de los votos a empezar a controlar la vida política de los austriacos. Hofer ganó entre las clases trabajadoras y los barrios obreros, que tienen la sensación de que la socialdemocracia, y la izquierda en general, los abandonó. El éxito de Hofer, independientemente de que no logró la presidencia del país, solo confirma el ascenso electoral del FPÖ por la depresión en la que han caído los partidos tradicionales, el Socialdemócrata (SPÖ) y el conservador (ÖVP), que gobiernan en coalición desde 2007.