«El plan del Gobierno del Ecuador es llegar a los 700 000 barriles diarios a fines de esta administración, para el 2021, y estamos trabajando para llegar allá», dijo hoy, 19 de septiembre de 2017, el ministro de Hidrocarburos, Carlos Pérez García, en una entrevista con Efe.
Con una producción por el momento restringida por las decisiones de la OPEP, de la que es su socio más pequeño en volumen de producción, Ecuador produce actualmente unos 118 000 barriles diarios a través de empresas privadas y 422 000 por medio de la estatal Petroamazonas.
La idea es ampliar la producción de forma que tanto la explotación privada como la pública hagan su aporte, y que con los beneficios se pueda hacer frente al déficit que arrastra el Estado.
El pasado 28 de julio el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, reconoció -para sorpresa de muchos dentro y fuera de su país- que la situación económica que había heredado de su predecesor, Rafael Correa, era «crítica», y que la deuda histórica se acercaba a los USD 42 000 millones, sin incluir otros pasivos por alrededor de USD 8 000 millones.
Una herencia en la que la bajada de los precios del petróleo, la corrupción en el sector petrolero, la mala gestión de infraestructuras y proyectos, y las devastadoras consecuencias de un terremoto en 2016, parecieron convertirse en la «tormenta perfecta» para hacer temblar las arcas ecuatorianas.
Por ello, tras apenas cuatro meses en el Gobierno, Moreno ha recurrido a la reserva más eficiente y rápida: el incremento de la producción petrolífera. Para ese proyecto se ha acompañado de un ministro licenciado en EE.UU. en Ingeniería electrónica que, a sus 67 años y tras décadas en el sector petrolero privado, ha aceptado el reto de llevar al extremo la producción local.
Ello a pesar de las restricciones que pesan aún sobre los miembros de la OPEP de rebajar el bombeo para apuntalar el precio del petróleo, y que a Ecuador le supone una merma de 25 650 barriles diarios.
Con el precio del barril WTI ahora en torno a los USD 50, Pérez explicó que se trata de una medida en principio vigente hasta el primer trimestre de 2018, y que habrá que ver qué decide la OPEP en su próxima reunión de noviembre para analizar qué vías quedan abiertas para su país.
«Ecuador está cumpliendo parcialmente con los compromisos que tenemos, entonces seguimos respaldando las decisiones de la OPEP y esperaremos a ver qué decisión se toma en noviembre», matizó.
En cualquier caso, los proyectos para expandir la producción siguen adelante porque se trata -dijo- de procesos que requieren preparación y empiezan a dar frutos largos meses después de iniciarlos.
Uno de ellos es el desarrollo del campo ITT, primer enfoque de la estatal Petroamazonas -que iniciará allí en las próximas semanas la perforación de 30 pozos-, mientras que el segundo es mantener bajo producción propia el campo Sacha, el mayor del país.
Además, mañana Ecuador abrirá públicamente las 45 propuestas presentadas por ocho empresas para un concurso de concesión de quince campos menores. Preguntado por EFE si no teme que una nueva decisión restrictiva de la OPEP ahuyente a posibles inversionistas, Pérez señala que su país no ha mantenido conversaciones aún con los otros socios de la organización pero que tampoco «se han discutido aún restricciones adicionales en el tiempo».
«Tenemos en este momento una capacidad de producción mayor y no hemos abierto la llave por, justamente, estas restricciones que tenemos de la OPEP», asegura.
El Gobierno ecuatoriano, afirma el ministro, tampoco se ha planteado por el momento pedir una excedencia, dado que su producción de 540 000 barriles es una ínfima fracción dentro de la producción mundial. «Nuestra producción no tiene un impacto en el mercado en general.
Lo que sí impacta es el compromiso de Ecuador frente a la OPEP como uno de sus miembros participantes (porque) tiene el mismo derecho, atribuciones y obligaciones que todos los miembros», señala al descartar una posible salida de esa organización si Ecuador se viera perjudicado por más recortes de producción.
Pero matiza que la realidad es que «el país está sediento por recursos» y su Ministerio tiene que «cubrir ese déficit», algo que por el momento sólo puede hacer «con mejores precios de petróleo y mayor producción», dada su dependencia de la industria petrolera.
Fuente: El Comercio