Tres ciudades de ese país figuran entre las diez más seguras de Latinoamérica. Se trata de Ambato, que ocupa el tercer lugar; Quito (única capital en esa lista), que ocupa el quinto lugar, y Cuenca, en la sexta posición, indicó el mandatario.
Correa ofreció estos datos durante el acto de entrega de una treintena de vehículos patrulleros a la Policía Nacional en Guayaquil (suroeste).
También dijo que Ecuador es el segundo país más seguro de la región, tras Chile, y consideró que estos logros son el resultado de una «firme voluntad política» y de la ingente inversión pública, así como del esfuerzo «de decenas de miles de hombres y mujeres» dedicados a tareas de seguridad.
El mandatario consideró la seguridad pública «uno de los principales bienes comunes» para la sociedad y defendió su preservación, por lo que en ningún caso -opinó- debe quedar en manos del sector privado, ya que es «una labor del Estado» garantizarla.
Gracias al trabajo conjunto de la Policía, la Fiscalía y el Sistema de Rehabilitación Social, dijo el gobernante, la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes se redujo de 18 en el año 2008 a 5,7 en 2016, la más baja de los últimos 30 años.
Según Correa, el país contará este año con 50.133 policías, lo que representa una tasa de unos 3 uniformados por cada mil habitantes, algo por debajo de los estándares aconsejados por la ONU, que recomienda 4, por lo que Ecuador necesita aumentar su dotación policial en unos 14.000 agentes.
El presidente subrayó que también se necesitan más maestros, médicos, hospitales, centros de salud y escuelas, entre otros, por lo que, mientras tanto, será necesario incrementar los esfuerzos para servir a la población cada día mejor, aseveró.